viernes, 5 de diciembre de 2014
Asuntos para más adelante
Hubo hace unos pocos días, en el Congreso, un reconocimiento explícito de Rajoy a los muy graves sucesos que se han desarrollado en el PP en los últimos tiempos, coincidiendo en el tiempo con la apreciación del juez Ruz de que no sólo la dimisionaria Ana Mato, sino el propio PP se ha beneficiado de las dádivas cuantiosas de la trama Gurtel. Al PP, sin embargo, le falta por reconocer otras cuantas cuestiones que prefiere no aceptar siquiera como propias. Rajoy, ya lo comprobamos, se esforzó hasta el final en mantener a Mato en su equipo, dedicándole elogios a su actuación hasta el último momento. ¿De verdad se cree que es merecedora de elogios esa penosa actuación? Rajoy quiere seguir haciendo oídos sordos ala cuestión de Luis Bárcenas y sus cuentas secretas. Prefiere desconocerlas. Tampoco quiere aceptar que el presidente extremeño pagó con dinero del Senado sus viajes a ver a una amante en Tenerife durante una treintena de ocasiones, aunque ella lo haya confirmado. Rajoy prefiere no darse por enterado, según parece, del caso Nicolás, y de las situaciones comprometedoras a las que le llevan sus andanzas, sobre todo, en lo que se refiere a sus confianzas excesivas con el secretari9o de Estado Legaz: Le pide que interceda ante una empresa, le pide que dé trato de favor a un escolta a Ana Botella amigo suyo, tiene la desfachatez de quererse relacionar directamente con el Rey, tiene el atrevimiento de ofrecerse para salvar la situación de la infanta Cristina, compromete las “alegales” actuaciones del Centro Nacional de Inteligencia sin una sola palabra de desautorización… ¿Todo es válido, con este aprendiz de brujo que un día apareció en Faes decidido a hacer carrera política o de supermediador en los grandes conflictos? Encaja perfectamente con la personalidad de Rajoy de no darse por enterado, de pasar y pasar…, de posponer, dilatar los procesos de decisión. Pero, sobre todo, el Rajoy más característico es el que “afronta” el caso del independentismo de Mas y Junqueras, y lo hace sin despeinarse ni gesticular. De vez en cuando recuerda que la nación no se rompe y que la Constitución está vigente. Y ya está… Con la ley del aborto sucedió otro tanto: quiso prolongar tanto una situación de interinidad, que terminó crispando a su ministro Gallardón, que no dudó en indicar que le daba asco la situación creada por su propia ley y por quienes la manipularon…
Dicen en su entorno que es “el estilo Rajoy” , que él es así y que ya es demasiado tarde para cambiarlo. Con la lideresa Aguirre mantiene también una ambigua relación: La mantiene en la presidencia del PP de Madrid, y sabe de sus aspiraciones para ser candidata a la alcaldía de la ciudad. Pero es consciente de sus “movidas” descalificatorias: el caso Gurtel en la comunidad de Madrid, el caso de su hombre de confianza Granados- Operación Púnica con varios exalcaldes designados por ella misma…, Y sobre todo, su gran chapuza de escaparse de los agentes de movilidad que le querían sancionar por aparcamiento en zona de autobús para sacar dinero de un cajero en la Gran Vía madrileña… ¿Todavía tiene la osadía de criticar al “gran gurú de Mariano Rajoy, Arriola, porque cree que no apoya todo lo que debiera su candidatura? Por lo menos mjestra mayor coherencia con Ignacio González, aunque siga sin aclararnos el caso de su famoso ático marbellí. Alguna vez tendrá que explicarnos aquella desfachatez de disponer de un ático –al que Nicolasete dice que acudió alguna vez-, sin reconocer su propiedad y cómo lo había adquirido? En cuanto al presiden te extremeño, alguna vez debiera decirle que ya hizo bastante el ridículo, al pretender convertirse en el primero de los grandes patriotas ejemplares, sin tacha de ninguna especie, y perseguidor de todas las corrupciones que en el mundo han sido…, salvo la propia,. Demasiadas sombras chinescas en los alrededores del gran confusionista que es don Mariano…
JOSÉ CAVERO
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