martes, 2 de diciembre de 2014

Fabra, once años de esperas y retrasos Nos han contado los medios impresos que Carlos Fabra, quien finalmente durmió noche en prisión después de once años de convocatorias de juicios, de aplazamientos y retrasos en el cumplimiento de condenas, produjo una curiosa reacción entre unos cuantos de sus convecinos de Castellón: Salieron a la calle con copas de cava para brindar porque, decían “nos ha tocado el gordo”. Ya saben ustedes de la facilidad que tenía Fabra para que le tocaran los premios de la lotería y otros juegos de azar. Fabra había reunido muchos resquemores a su alrededor, y algunos odios, por su trato diferenciado y privilegiado, que lo dejaba al margen del cumplimiento estricto de la ley, y además, le ocasionaba el elogio de sus jefes políticos. Ahora, habrá de estar cuatro años entre rejas, si ninguna solución irregular lo evita, para cumplir su condena y sus sanciones de casi 700.000 euros a Hacienda. Los sucesivos aplazamientos de sus juicios, y las correspondientes sustituciones de jueces han caracterizado durante esta larga década la “buena fortuna” del pillo que llegó a Presidente de la Diputación de Castellón, y que, además de abusar de no pocas leyes, de emplear el dinero público para hacer “el inútil y escandaloso aeropuerto del abuelo, ”logró “el afecto y las buenas palabras de su jefe de filas político, Mariano Rajoy, quien no dudó en elogiar su trayectoria y ponerlo como modelo a imitar… Un acierto más, en la ya clásica, y sin embargo, desastrosa, elección de personajes favoritos del líder del PP, que cada vez tiene a más amigos entre rejas: Luis Bárcenas, Jaume Matas, Carlos Fabra… Todos con el “aval” de los elogios desmedidos y entusiastas del jefe. Pero en este caso, además del escaso acierto del jefe para elegir a sus amistades, hemos visto una sucesión de fraudes en las instituciones del Estado encargadas de llamar al orden y hacer cumplirla ley al “malvado” de turno. Que le cambiaran una y otra vez al juez del lugar para evitar su condena fue un escándalo permanente e interminable. No sorprende que ahora, su entrada en prisión, haya sido festejada por el público y la ciudadanía, cansados de la singularidad del personaje para quien la ley estaba elaborada para ser incumplida… Las historias del “deporte que mata” merecieron ayer atenciones amplísimas en la mayor parte de los medios, a raíz del episodio en el que un fanático del Deportivo fue víctima mortal de otros fanáticos del Atlético de Madrid que le esperaban para medirse con puñetazos, palos y “lanzas”. Ha costado conseguir la información según la cual, desde La Coruña se advirtió de la llegada a Madrid de un autobús que pudiera llegar a ser un riesgo para la seguridad ciudadana. A Interior le costó admitir que esa advertencia la dejó en saco roto, y que no hizo el menor caso a la advertencia. Y sin embargo, a la hora de buscar y hallar culpables, alguna razón hay para quejarse de la falta de previsión de los encargados de mantener el orden público. Es común la advertencia de que, a su vez, los dirigentes del fútbol todavía han de tomar más medidas `para evitar que se produzcan esa clase de violencias en torno a los campos de fútbol. Qué difícil es reconocer el fallo de ente, de una persona, sobre todo cuando hay responsabilidades de muerte, al final de la cadena… Artur Mas sigue en sus trece. Ahora ha explicado la razón de ser de su obsesión: Mas y los independentistas como él lucha por la legitimidad de sus aspiraciones, incluso a pesar de la legalidad de las posiciones contrarias. Es decir, la legalidad impide la consulta, impide el referéndum, impide la secesión de una zona del país sin la autorización del país en su conjunto y de las normas que regulan las relaciones. Pero Artur Mas sostiene que su propia postura personal y la de sus seguidores atiende a la necesidad de atender a la legitimidad que merecen otras posiciones distintas a las legalmente determinadas y vigentes. Artur Mas quiere que su legitimidad personal para presentar y defender una forma distinta de ver las cosas, se llegue a convertir en situación de legalidad predominante. ¿incluso en contra del interés general? Eso parece… JOSÉ CAVERO

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