Legaz no dimite Nos ha contado esta misma mañana la Cadena Ser que el ministro Luis de Guindos no ve suficientes razones para fozar la dimisión o para cesar al secretario de Estado de Comercio Legaz, tras sus delicadas operaciones y “amistad demostrada” con “el pequeño Nicolás”. A su vez, los abogados del Estado ven que hay materia delictiva, y para acallar al muchacho, con una querella por haber acusado a los agentes del CNI de hacer o impulsar actuaciones alegales. Es decir, el caso del Nicolasete que tanta tinta ha forzado a derramar, llega a las primeras instancias, después de que ayer mismo, la todopoderosa adjunta al presidente, Soraya Sáenz de Santamaría, declara que nada tiene que ver con ese señor, (Francisco Nicolás) y que ella se dedica a tareas más serias… Por ejemplo, conseguir la dimisión o designar nuevos cargos, como Ruiz Gallardón y Ana Mato. A Santamaría parece que le han sido otorgados todos los grandes designios del gobierno, que Rajoy se ocupa de ”vender” al exterior. Hoy mismo, el presidente tiene previsto reunirse con las fuerzas patronal y sindicales para ver si es posible poner en marcha una ayuda de unos 400 euros a personas y familias que llevan meses sin ver que en su casa entra un solo euro, por la precariedad de su situación económica, su situación de parados de larga duración y otras complicaciones… Es evidente que en estos momentos, Rajoy necesita poder contar con algunos aplausos y con algunos apoyos-votos de ciudadanos necesitados, y a quienes los sucesivos recortes de gastos del Estado han podido dejar en situación ruinosa. Nos aproximamos a convocatorias electorales, autonómicas primero, y dentro de un año aproximadamente, las legislativas, que a todos parecen extraordinariamente decisivas y determinantes para el futuro de la nación… A Rajoy le vendría bien alguna fórmula de alivio, asimismo, en el conflicto secesionista catalán, pero eso no se averigua ni vislumbra por parte alguna. Los partidos catalanes CiU y ERC siguen discutiendo si acudirán con una sola lista o con las listas correspondientes a las siguientes elecciones que se avecinan en Cataluña, aunque coinciden las dos fuerzas en que, tras esas elecciones, ase abrirá un plazo de, tal vez año, año y medio, para proceder a la declaración de estado propio con gobierno propio… De momento, a los republicanos de Jonqueras se une otra fuerza, la de ICV, que también rechaza la lista unitaria y el gobierno de concentración al que aspira Mas probablemente para no ver cómo se ceba en él y su partido un a probable derrota en las urnas. Es más, los de Joan Herrera reclaman a Junqueras que rompa de una vez con Mas y le exija políticas sociales. Porque de la gobernación de Cataluña parecen haberse olvidado todos los partidos, entregados por igual al juguete de la secesión “a ninguna parte”, como suele recordarles Rajoy. Hoy debe celebrarse ese encuentro de Mas y Junqueras que pudiera determinar el inminente futuro de Cataluña: el de unas elecciones anticipadas con una o varias listas de candidatos, y que dejará de lado, una vez más, a la Cataluña no separatista, a la Cataluña españolista, que parece olvidada de todos… Y mientras, parece que hay coincidencia entre los grandes partidos en dejar de lado, siquiera por una tempotrada, la política de futuros pactos poselectorales. Susana Díaz dice no estar por esa inquietud, y el propio Pedro Sánchez prefiere abordar otras cuestiones más tangibles, menos teóricas y más realistas del momento político. El PSOE se ve necesitado de asentar su propio espacio político, ante las presiones a las que le someten sus dos posibles adversarios, el PP y Podemos. Aunque, de momento, todo son fruto de especulaciones y de sondeos de opinión, el PSOE, PP y Podemos ya se reparten, casi en tres tercios, el queso electoral, a la espera de que surjan novedades que determinarán un reparto más ajustado a la realidad. Pero con esos tres tercios, o llegan a alguna gran coalición de dos, o buscan las cuartas o quintas fuerzas que complementen la porción necesaria para obtener la mayoría precisa para gobernar… Pero es evidente que todo eso es prematuro, muy prematuro… JOSÉ CAVERO