miércoles, 10 de diciembre de 2014

Jueces, fiscales y palabra de político Decíamos ayer que la jornada se esperaba que proporcionara “doctrina” y noticias sobre dos asuntos judiciales del mayor interés y relieve., la continuidad del juez de la Audiencia que lleva los casos Bárcenas, Gurtel y otros relacionados con la financiación del PP, y en segundo lugar, doctrina y opiniones sobre el caso Noos, y más particularmente, sobre la eventualidad de que la Infanta deba sentarse ante un jurado para ser juzgada por su participación en los hechos delictivos que se enjuiciarán. Efectivamente, hubo datos sobre ambas cuestiones, pero escasamente nuevos. Al juez se le permiten unos meses más de ejercicio profesional, pero limitados en el tiempo y con la posibilidad de que pueda ser sustituido por otro colega…, ¿que tal vez sea más del agrado de Lesmes y del gobierno? Es la pregunta pertinente-impertinente del caso. Es la sospecha que todos tenemos, porque este está siendo un juez sin miedos, capaz y entregado a la causa. En la segunda materia, la de la Infanta Cristina, el fiscal ha continuado su discurso escasamente presentable y, como dirían los asturianos, “faltón” hacia su colega el juez Castro, que lleva mucho más puntos en la carrera de la popularidad y el apoyo de la ciudadanía. El fiscal Horrach sigue defendiendo lo indefendible: que la infanta no se enteró de lo que sucedía en su familia, y que, por consiguientes, es ajena al delito de su desposo Urdangarín. De nuevo, la creencia benévola de algunos jueces a pensar que las mujeres son tontitas, estúpidas, no se enteran de lo que hacen sus maridos, con quienes tienen sociedad de bienes gananciales. ¿No se enteraron Ana Mato y Cristina de los dineros que entraban a cuenta de Gurtel, la primera, y de Noos-Aizoon, la segunda? ¡!Venga ya!!. Que las descalifiquen para la vida pública, si no alcanzan los niveles mínimos de comprensión de las cosas… Mire usted, señor juez, señor fiscal, Mato y Cristina son personas adultas, medianamente inteligentes, aunque se casaron con sendos subnormalitos que quisieron hacer un capitalazo a costa de los restantes ciudadanos, que éstos sí, resultamos tontos de solemnidad. Pero, por supuesto que debían,. Y en todo caso tenían que estar perfectamente informados, de lo que sucedía en su casa y de cómo se movían las cuentas bancarias de ingresos y de gastos. Y si los jueces y discales no se quieren enterar, es que prevarican abierta y escandalosamente, y no merecen el cargo que ocupan y ejercen… La tercera mujer del momento es Sáenz de Santamaría, que finalmente ha echado a andar su ley de transparencia, por cuya virtud dispondremos de miles de datos de todas aquellas personas a quienes pagamos su sueldo y dependen de nuestra voluntad democrática para el ejercicio de sus correspondientes oficios. Santamaría ha pasado unos cuantos semestres dedicada a poner en marcha esa ley, y es consciente, con toda seguridad, de que la vigilarán mil ojos, que se podremos reprochar lo que falta y sobra en cada ficha que “cuelgue” de sus páginas abiertas. A esas páginas iremos a buscar deslices a menudo, en la esperanza de que cada vez sean menos, y de que cada vez será más normal y corriente poderlo saber todo de todos cuantos viven del tesoro público o se benefician de él en alguna proporción, como las subvenciones. Las de Errejón y Tania Sánchez, también… Por cierto, hablando de fobias entre políticos, hay que ver el enfado creciente que viene demostrando Rajoy hacia el secretario general del PSOE, Sánchez, Parece que cada vez le asustan más sus posibilidades de que tenga que darle el relevo en la Moncloa, porque lo pone a escurrir, como persona poco seria, informal e in cumplidora. Todo por el artículo 135 que el líder del PSOE quiere ahora que se cambie en el texto constitucional. ¿Pues no ha cambiado Rajoy de opinión, en santísimas materias, promesas y compromisos electorales? Empezando, o terminando, por la ley del aborto. Y que se lo recuerde Gallardón, el que ha llegado a calificar de “asco” lo sucedido con “su querida y non nata ley”. JOSÉ CAVERO

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