lunes, 8 de diciembre de 2014

Rajoy va por delante Ha sido la estrategia del PP: Anticiparse a los acontecimientos, y vaticinar, con tiempo, las mejorías que irá registrando la economía. Rajoy lleva dos años diciendo que hay mejoras sensibles, que se reduce el número de parados, que la renta per cápita aumenta… Pero va muy por delante de los acontecimientos, por evidente interés. Le interesa que así sea. Y ahora hace lo propio: sostiene que el año que viene 2015, estaremos creciendo a un dos por ciento. De otro modo, es muy probable que no le salieran las cuentas electorales que él y su gurú particular, Pedro Arriola, vienen haciendo, con el decidido propósito de repetir en el banco azul la siguiente legislatura. Si el año que viene no crecemos a ese dígito del dos por ciento, es improbable que, asimismo, se cree el suficiente número de empleos como para tranquilizar un poco a la sociedad española y darle testimonio suficiente de que las cosas con Rajoy funcionan y funcionarán cada día mejor. De eso se trata, de conseguir esa garantía mínima, aunque le corresponda ser el apóstol de las buenas nuevas, y en ocasiones, se pase mucho en sus adivinaciones. Lleva muchos meses hablándonos de creación de empleo, y algo de eso hay, pero habla incluso de empleo de calidad, y eso aún no ha aparecido en la realidad ni apenas se adivina en lontananza… Fátima Báñez coopera con Rajoy en ese mismo apostolado de anticipar las que serán buenas noticias… algún día. Y mientras se vayan cumpliendo, aunque sea con algún retraso, bienvenidas serán. Otra cosa es cuando el juego de las adivinanzas se frustre. Habrá concluido la gran operación electoral iniciada apenas llegaron al gobierno de la Nación. Pero, de momento, sigue encendida una llamita de esperanza. Rajoy y el PP son conscientes de que si no se cumplen esas expectativas, las urnas serán una cuesta insuperable, y las ganarán otras siglas a las que sólo habrá correspondido la tarea de criticar y criticar. El PP ve con intensa preocupación el reparto de votos que ahora mismo hacen las encuestas, y que lo dejan en tercera situación, por detrás de PSOE y de Podemos. Confía en ir mejorando posiciones gracias a esos buenos datos que Rajoy se ocupa de ir adelantando… Por su parte, al Rey Felipe le corresponde mantener, también, una cierta llama de esperanza, de que las cosas van bien e irán mejor. Naturalmente, Felipe se fía de su jefe del gobierno, pero tiene que ser un poco más prudente y menos político que él. Tiene que garantizar que vamos a más, que no hay marcha atrás, y que la etapa de los sacrificios quedó atrás. Pero eso aún no es cierto. Muchísimos españoles siguen por debajo de sus anteriores niveles de bienestar y por debajo de sus ingresos. Estos días, el Rey y el jefe del Gobierno han coincidido en una cumbre iberoamericana. Por fortuna, no ha fallado el avión que los trasladó a ambos, aunque las expectativas de que consigan algo bueno y nuevo más allá del Océano son escasas. Pero forma parte de la tarea de cada cual y del desarrollo de sus correspondientes cargos. Se celebró la jornada de la Constitución. ¿Quién celebra tal cosa? Unos pocos políticos, casi todos miembros de “la carta”, o sea, del PP y del PSOPE. Y casi nadie más. N i siquiera losa presidentes autonómicos tienen la deferencia de acudir a la celebración oficial. ¿Por qué no eliminarla de los fastos oficiales, y reducir esos gastos, cuando se trata de ahorrar en gasto públicos? Desde luego, hubiera sido una imprudencia que acudiera a Madrid a la celebración el presidente Monago. ¿O estaba en Tenerife, cumpliendo otras tareas, y con cargo al Senado? Monago descubrirá un día que debió haberse en el momento en que se echó a llorar. Y Rajoy admituirá también algçún día que volvió a equivocarse al apoyar a un corrupto… JOSE CAVERO

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