viernes, 10 de abril de 2015

Pactar lo que sea Ya se ha dicho y repetido: en adelante, la palabra por excelencia será pactar. Ya lo está comprobando Susana Díaz en Andalucía. Como le ha advertido la líder de Podemos, Susana será difícil, y acaso imposible, que pacte un gobierno si no llega a contar con el apoyo de Podemos… Y estamos comprobando que las contrapartidas de quienes pactan pueden ser elevadas, muy difíciles o acaso imposibles de atender. El caso de Griñán y de Chaves es sintomático y representativo de lo que se puede exigir para dar su apoyo a un candidato: Si no me retira usted a esos dos personajes del Parlamento, no será usted investida presidenta… Y en ese punto estamos. Pero es que con Ciudadanos sucede otro tanto: Ciudadanos es el segundo plato de Susana Díaz y presenta idéntica exigencia: Griñán y Chaves a su casita, o no hay investidura. Y ahora la de cisión la toma el Supremo, que debe determinar si los expresidentes delinquieron, aunque fuera por no vigilar el cumplimiento de las leyes, que es lo que vino a reconocer Griñán; que tal vez hubo alguna normativa de control que se pasó por alto… Pero con costos elevadísimos, según él mismo reconocía. Es que las responsabilidades del mando llegan hasta ahí, hasta la comprobación de que los subalternos cumplen las leyes vigentes. Es evidente que Podemos y Ciudadanos, tras las elecciones andaluzas, están comprobando su fuerza insólita y hasta ahora inédita. Tienen capacidad para derribar o imposibilitar gobiernos, nada menos. Y todo permite suponer que tendrán muchas más capacidades de esta naturaleza tras las elecciones de mayo, cuando no pocos nuevos gobiernos dependerán de esos apoyos de los partidos recién llegados. Y eso es lo que ya empieza a echar de menos la UPyD de osa Díez: Que está excluida de esos ajustes de última hora llamados pactos. Rosa tiene bastante, de momento, con negociar con los suyos que aún le quedan, y que están oliendo ya a muerto… Rosa se cree traicionada `por los suyos, pero otro tanto pueden decir ellos, que quedaron fuera de juego por la negativa de Rosa a pactar con Rivera y con Ciudadanos la posibilidad de hacer una gran fuerza política. Ahora, en cambio, Rosa se ve necesitada y mendicante, no la quiere nadie, y sus perspectivas son mínimas y lastimosas. Por si fuera poco, ha tirado por la borda su prestigio de mujer valiente y esforzada. Se impone, por el contrario, la imagen de la ensoberbecida e insoportable, autoritaria y que no deja oportunidad para que sus compañeros de partido aporten una idea que no sea la suya propia, de Rosa. Malo y escasísimo futuro, le otorgan todos los politólogos. La tragedia sucedida en los Montes Atlas de Marruecos se resigna a morir, como dos de sus protagonistas. El tercero y sus compañeros de expedición hicieron ayer unas declaraciones contundentes, al acusar al Gobierno de Marruecos, nada menos, que de incapacidad para prestar su apoyo a los deportistas en dificultades, y al gobierno español de colaborar en el mismo fiasco. Ya sabemos lo que responderán Fernández, ministro del Interior, y Rajoy: Que hicieron lo que pudieron, que era nada. Y que otra vez, organicen mejor la expedición, y midan anteriormente sus fuerzas antes de quererse medir con montañas tan invencibles como el Atlas marroquí. Todo es muy lamentable en este suceso: las ayudas exteriores fueron lentas, tardía, insuficientes y finalmente, inútiles o poco menos. Sólo en el último extremo lograron que se salvara el tercer deportista, -por los pelos- y se vieron en la necesidad de trasladar los cadáveres de los otros dos. Una pasmosa solución final para unos días de asueto de un grupo de trabajadores que se dedica a la espeleología en horas libres… Pero, ¿están para eso las fuerzas de salvamento de los gobiernos, para salvar la inexperiencia y mala fortuna de quienes practican juegos de riesgo? Ese es el otro debate abierto… JOSÉ CAVERO

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