sábado, 16 de mayo de 2015

La investidura De n omento, no hay otra investidura “pendiente” que la de Susana Díaz, en la Junta de Andalucía, que sigue reclamando múltiples y permanentes atenciones. Naturalmente, ser produce la controversia, y el correspondiente escándalo, porque todos los restantes partidos pudieran haberse convocados a cooperar con el nuevo gobierno, pero Susana ha querido dispone de Gobierno completo, sin mezcla alguna de coalición o alianza. De este modo, su Gobierno “sin mayoría absoluta, se le está atragantando hasta límites que a muchos parecen inadmisibles e inaceptables. Pero así es la democracia: el gobierno de las mayorías que respeta a las minorías. En este caso, Susana pretende poner en pie un gobierno de mayoría no absoluta al que las restantes fuerzas aspiran a condicionar desde el primer minuto de su tiempo. La duda o la tentación de Susana consiste en hacer una nueva convocatoria a las urnas. Pero, en tal caso, ¿le iría mejor o peor que en el presente? Esa es la duda. ¿Ganaría o perdería en el empeño? También es probable que pudieran perder “los otros”, el Fuenteovejuna, todos a una, en que se ha convertido el resto del Parlamento andaluz… ¿Quién perdería más, Susana o los demás? Desde luego, perder el tempo ya lo estamos perdiendo todos. Y el dinero de la inactividad, del parlamento inútil, del gobierno inexistente, de las medidas sin adoptar. ¿Quién pagará esa nota de gastos? Se supone que el ciudadano andaluz y el ciudadano español, a quien no se ha explicado suficientemente a qué viene esa cerrazón, y que observa en qué grado un régimen de partidos puede llegar a resultar inadmisible y repugnante. Pero legítimo… Se ha celebrado, o algunos han celebrado, el aniversario del 15-M, un quince de mayo en el que nació la asamblea de la Puerta del Sol, que más tarde se constituyó en círculos, y posteriormente en un partido con cuatro dirigentes. Podemos nace de esa manera tan razonable como cualquier otra… Y ha empezado a tener sus propias crisis y problemas de desarrollo y de divulgación de ideas. En poco tiempo, en Podemos ha surgido la chispa del nacimiento y de sus primeros éxitos, pero también el frenazo de la propia reflexión interna, al chocar sus ideas con la realidad presente. Hasta el `punto de que algunos de los que acudían a la Puerta del Sol se han separado de manera radical y definitiva de los planteamientos del partido de Pablo Iglesias, al que no reconocen nada: si su representatividad ni representación alguna de aquellos “primeros fundadores” que se obstinaban en dormir bajo las estrellas de Sol, pese a la resistencia de Esperanza Aguirre y de no pocos comerciantes de la zona, que veían espantados a sus eventuales clientes por la multitud de los reunidos. Ahora, están de nuevo enfrentados los enemigos de entonces: Pablo Iglesias de un lado y Esperanza Aguirre del otro. Son dos extremos de las posibilidades políticas del momento, sin duda. Y se van a ver las caras en las urnas de este próximo 24-M. De momento, se disparan desde los titulares de los diarios, y a la vista queda la distancia de una y otro, de otro y una… También sucede que Aguirre ha chocado abierta y radicalmente con la escueza Carmena, o con Carmona, otro candidato a la alcaldía por la que ella lucha ahora mismo. Veremos quién “se lleva el gato al agua”, en esta ocasión, y quién es capaz de alcanzar la alcaldía de la Villa y Corte, sucediendo a la ya muy amortizada Ana Botella, de quien, por cierto, Esperanza Aguirre ni siquiera quiso despedirse ayer, durante los festejos de San Isidro… De momento, y de manera curiosa, Esperanza Aguirre se muestra compatible con la otra candidata de su propio partido, con Cristina Cifuentes, aspirante a presidir la autonomía que venía ejerciendo otro “no designado” por las urnas, pero sí por Aguirre, su amigo Ignacio González. Cifuentes debe tener suficiente genio como para asumir la competencia y la idiosincrasia de “la otra rubia” madrileña… JOSÉ CAVERO

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