jueves, 28 de mayo de 2015

Las cosas de palacio van despacio Eso hay que deducir de los planteamientos que vienen haciendo, tanto el presidente Rajoy, como portavoces de varios partidos políticos de los que resultaron agraciados en el escrutinio del pasado domingo. Rajoy dijo primero que no pensaba hacer cambio alguno, pero viendo la actitud de unos cuantos de sus dirigentes regionales, o barones regionales, rectificó para decir que algún cambio tendría que hacer, en el gobierno y en el partido, pero que nos enteraríamos cuando estuvieran realizados. Nunca ha sido Rajoy hombre de anticipar acontecimientos., Más bien parece que actúa porque no tiene más remedio, y porque otros le impulsan a hacerlo. Es lo que está sucediendo ahora mismo: la reacción de varios barones, incluyendo alguno más osado que ha animado al presidente a mirarse en el espejo, le ha puesto en la tesitura de analizarse un poco más y mejor, sin prisa pero sin pausa, y observar qué es lo que, de verdad, le convendría para ir preparando las elecciones generales de noviembre. ¿Potenciar el gobierno, potenciar el partido? ¿Dónde están los mayores fallos, quién está necesitado de revisión y de relevo? Parece que no todo iba bien, si nos atenemos a los resultados de las elecciones del 24 de mayo, y que muchas cosas son perfectamente mejorables. Ya han coincidido casi todos los dirigentes peperos en que la comunicación, una vez más, les ha fallado estrepitosamente, y que está necesitada de modificaciones sustanciales. ¿Dónde están los fallos, en Santamaría o en Cospedal o e en ambas? La transparencia de la que hizo gala Santamaría se ha quedado en nada, como muchos preveían, y las actuaciones de los gobiernos siguen siendo tan misteriosas como siempre, para los ciudadanos corrientes. Y en cuanto al partido, el PP ha sido el primero, desde sus más altas instancias, en esconder a sus propios delincuentes: ¿Cuál fuel comportamiento de Rajoy, o de Cospedal, cuando estalló el caso Monago? Sencillamente, ignorar el escándalo de que se hubiera financiado sus viajes particulares y “de ligue” a Canarias, un montón, con cargo a los presupuestos del Senado. En vez de llamarlo al orden, y apartarlo por inadecuado e indecoroso, Monago recibió los aplausos y abrazos de todos sus colegas. Luego, no cabe extrañar que haya sido derrotado en las elecciones. ¿Cuál está siendo el comportamiento del PP tras las elecciones andaluzas? Dificultar la investidura, hacerla imposible, por mucho que la doctrina del partido sea ¡que gobierne la lista más votada”. ¿Cómo reaccionarán ahora los otros partidos, cuando se trate de componer los nuevos gobiernos autonómicos o municipales? En cuando a los partidos, particularmente los emergentes, o la relación de los otros con ellos, es evidente que está padeciendo los rigores de la desconfianza. Ni Podemos ni Ciudadanos terminan de dar confianza a los viejos partidos PP y PSOE, que se han visto sistemáticamente vapuleados por los nuevos como algo a extinguir. ¿Cómo quieren ahora que socialistas y populares les esperen con los brazos abiertos, para emprender etapas de colaboración y de alianza? Como se cuenta en El Principito, la confianza hay que irla ganando poco a poco, y no cabe improvisarla. De ahí que se siga mostrando un apreciable recelo a pactar con Podemos y con Ciudadanos. También porque por su parte, dieron pie abundantemente a esos recelos y desconfianzas. Si Susana Díaz lleva un trimestre esperando que Podemos, Ciudadanos, IU y el PP, todos por igual, le hagan la cortesía de facilitar la formación de gobierno y el desarrollo normal de un equipo de gobierno que ha vencido en unas elecciones. ¿por qué darles facilidades en otros puntos en los que ahora, a su vez, se debe proceder a investir a los candidatos? De manera que todo va a llevar un tiempo, posiblemente mayor del que se pudo pensar y del que muchos hubiéramos deseado, pero es que hay precedentes que obstruyen y dificultan, que frenan y paralizan. Y luego, que parece lógico que los partidos determinen la política que pretenden llevar a cabo, y eso se decide en reuniones de os dirigentes, y no cabe improvisar y lanzar ocurrencias: Hoy, gobierno de coalición general –como ha dicho Esperanza Aguirre. Mañana, todos menos Podemos y sin Carmena… ¿Funcionamos por coherencia o por venganza? JOSÉ CAVERO

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