viernes, 19 de junio de 2015

El ratón que parió Rajoy Es conocida la vieja fábula: Dio a luz una montaña y parió un ratón. También se ha recordado estos días el “mucho ruido y pocas nueces”. Los dos dichos definen con precisión las notables expectativas que se habían originado y cómo Rajoy las disolvió en una rueda de prensa con alguna autocríticas, muchos ataques a los socialistas y cuatro cambios irrelevantes en la estructuras de mando del PP. Y eso fue todo, amigos. Hasta ahí llegó la imaginación poderosa del más relevante de los políticos de nuestro tiempo, el que más poder ha logrado acumular en unos pocos años de ejercicio del gobierno y del partido. La verdad es que la desilusión por los cambios la marcaban perfectamente los rostros de Arenas y Cospedal, los dos conmilitantes adversarios íntimos, y ambos con cara de acontecimientos (necrológicos). Los dos siguen en sus puestos, pero parece que han sido degradados sustancialmente y rebajados a la condición de serviles funcionarios. ¿Es la forma de Rajoy de llamarles la atención por su incapacidad y su nula distinción a la hora de entenderse y colaborar entre sí? Es posible, pero está por ver si los dos personajes tienen algo que hacer en la nueva coyuntura, una vez que el propio Rajoy dice haber tomado las riendas del parido, y mantenido las del gobierno. ¿Para estos se han perdido unas elecciones? ¿Esa es la gran lección que ha proporcionado la derrota del PP en la mayor parte de los ayuntamientos y comunidades autónomas? Todo para que Pablo Casado y el gran Jorge Moragas desarrollen su brillantísimo currículo, o para que haya salido a la luz un nuevo funcionario del PP tiznado abundantemente por las escorial de las Cajas de Ahorros… Porque ni siquiera se tuvo esa atención de prestar cuidado a las biografías de os promocionados para evitar que aparecieran nuevos garbanzos negros en fase de presunción de culpabilidad… Muchos han llegado a la misma y penosa conclusión: Rajoy no tiene ya capacidad para reaccionar. Se ha quedado sin ideas, no sabe qué hacer, qué aportar, que reinventar. Y tampoco parece que sus gurúes de guardia, Arriola y Santamaría, estén en condiciones de aportarle novedad alguna de interés. Todo se le va en ataques a los adversarios, en descalificaciones a las siglas de “los otros” y a las capacidades de todos los demás…, excluida la propia. Eso sí, esta vez Rajoy reconoció que los casos de corrupción han hundido al partido, y que tampoco le ha beneficiado su propia política, mal explicada y hecha, según parece, al exclusivo gusto de las dos damas todopoderosas que en el mundo han sido, la canciller alemana y la presidenta del FMI. Ahora, Rajoy aspira a levantar las ilusiones y las esperanzas de los ciudadanos desolados. ¿Qué resorte va a aplicar? ¿La reducción de impuestos?, ahora que se ha reanudado una recaudación más copiosa, o el silencio de sus “corderos”, sus propios políticos y los medios informativos discrepantes, que ya no están en condiciones de pasarle “ni una”…La solución tal vez sea alumbrar nuevas cadenas de televisión, pensando en que tal vez alguna sintonizará con el poder de don Mariano. La otra grandísima información del momento es la ruptura en la coalición que ha gobernado Cataluña en las tres últimas décadas. Convergencia y Unió ya van por libre, cada una a lo suyo, hartos los segundos de seguirle el guión al “presunto molt honorable!, don Arturo.” Le ha costado a Durán dar el paso de la ruptura, y finalmente lo ha dado. ¿Cuál es el siguiente movimiento en la política catalana? ¿Dejarse abrazar por Oriol Junqueras y su ERC? ¿O, sencillamente, arrojar la toalla del independentismo, tan cara como inútil? JOSÉ CAVERO

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