Mario Conde ha vuelto
a sus andadas, que tiene bien conocidas y visitadas. Son los grandísimos
titulares de la gran prensa y televisión, y sus andanzas nada santas, a menudo
perseguido o escoltado por la guardia civil. Ahora, como en otras ocasiones,
don Mario es reo de sospecha: Se sospecha, dicen los papeles de la ley y del
orden, que Conde estaba devolviendo a España loa dineros ue en u momento se
llevó del Banco que vació, del viejo
Banesto que él “asaltó” como primer accionista y que dejó temblando tras su
paso por sus estructuras de mando. Entonces, determinaron las autoridades
monetarias que se había llevado no se sabe cuántos miles de millones de pesetas
o de euros, y ahora se insiste nn que buena parte de aquel dinero desaparecido,
estaba siendo devuelto desde Gran Bretaña, o desde Suiza, a cuentas de España.
Pero ya es conocida la afición de Conde a modificar las versiones oficiales.
Dirá ahora que no hay nada de tal cosa,
y que ese dinero siempre fue suyo. Antes como ahora, y que lo lleva y lo trae adonde le viene en gana, y donde le viene bien o mejor, y que
nadie tiene por qué hacerle el menor reproche, ni cuándo lo hizo desaparecer ni
ahora que pretendía hacerlo reaparecer en escena por causas que sólo él conoce
bien.
Y mientras el dinero va y viene, desaparece y aparece, como
con arte de magia, don Mario se divierte, se casa y se descasa, y recibe
honores y méritos de doctor honoris causa y predica como gran moralista de
nuestro tiempo desde la pantalla amiga de Intereonomía, o desde un partido
político que se le ocurre reverdecer, siempre para salvar a la patria en
peligro…
Parece probable que, en esta ocasión, os dineros volátiles
de don ario habrán de servirle para paga sus deudas al Tesoro Público, y que
volverán adonde jamás debieron haber salido volando., a los tesoros públicos.
Es lo que tiene la volatilidad del dinero.., sea de don Mario o del ministro en
funciones don José Manuel Soria o del comisario comunitario de la familia de
los Osborne, antes ministro de Agricultura y del medio ambiente y siempre voraz comensal de lo que le echen.,
y siempre presunto defensor del medio ambiente y de sus personales intereses
privados,…, don Arias Cañete.
¿Cómo habríamos de querer mayores espectáculos políticos,
como la constitución de un gobierno nuevo, , teniendo éstos relatos de los
fugados con pastas largas?
E espectáculo que pueden dar, y dan, Conde, Soria, Cañete,
como Urdangarín y sus socios Barberá,
Camps, es inmejorable. No se puede pedir más…, salvo la devolución de bienes”
prestamos” a sus legítimos dueños, o en su falta, al Estado de todos…
Nos dan espectáculo y doctrina moral. ¿Qué más se puede
reclamar de estas señorías potentísimas?
JOSÉ CAVERO
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