lunes, 22 de febrero de 2010

MAÑANA, MOVILIZACIÓN SINDICAL CONTRA LA REFORMA DE LA EDAD DE JUBILACIÓN, GRAN PITADA CONTRA EL REY Y EL HIMNO NACIONAL EN BARACALDO

EL OTRO ESCENARIO, EL SINDICAL.- Hasta ahora todo venía centrado en la reunión que los partidos parlamentarios llevarán a cabo el jueves, para señalar por dónde pudiera producirse alguna clase de conjunción en el llamado Pacto de Estado por la Economía. Pero la semana se ve interrumpida por la aparición en escena de los sindicatos y su movilización contra el propósito de ampliar en dos años el tiempo anterior a la jubilación de los trabajadores. Ese propósito avanzado y anunciado por el gobierno saltándose el trámite pertinente de someterlo al Pacto de Toledo, ha merecido una repulsa fulgurante y tajante de los dirigentes sindicales, que, como han descrito algunos de sus propios dirigentes han descrito, “han puesto pie en pared”, y han advertido al presidente del Gobierno que “así, no, Zapatero; eso no”, con una agresividad que no parece la más ajustada para el amigo que ha cometido un error de estrategia, sino para el enemigo irreconciliable y a destruir... Pero es el tono que han elegido los sindicatos, muy frecuentemente alanceados por haber mantenido un silencio cómplice con los efectos y derivaciones más lacerantes de la crisis, por ejemplo, los cuatro millones y pico de parados,. Esos millones de parados no han merecido las movilizaciones que ahora se disponen a llevar a cabo los sindicalistas y sus seguidores en Madrid, Barcelona o Valencia, entre algunas ciudades más.

SINDICATOS PROTAGONISTAS.- En realidad, da la impresión de que los sindicatos pretenden con esta salida a la calle no resultar totalmente ajenos a la crisis y sus consecuencias. La reforma de las pensiones, o de la edad de jubilación, está en buena medida forzada a plantearse por causas que, siquiera en alguna medida, vienen forzadas por la crisis: El sistema de la Seguridad Social no tiene los ingresos que tenía hace dos o tres años, y en cambio, ha elevado sus gastos derivados de la propia crisis. La otra razón es puramente demográfica: vivimos una veintena de años más de lo que vivíamos hace dos décadas, y eso también pasa factura al sistema. Hasta el punto de que venimos escuchando desde hace años que se hace imprescindible proceder a su revisión y puesta al día, precisamente para que dure y pueda servir para las generaciones de los próximos años. Sólo hay un procedimiento: que los ingresos mejoren. Y no se han descubierto más que dos fórmulas: con más trabajadores cotizantes, o con la cotización durante más tiempo de los actuales cotizantes. Lo primero, es, ahora mismo, difícil de conseguir precisamente por causa de una crisis que ha destruido ceca de dos millones de empleos y muchos miles de empresas.

TEJIDO EMPRESARIAL A REGENERAR.- Hasta que se regenere ese tejido empresarial y vuelva a crearse empleo neto, piensan los expertos que deben buscarse soluciones alternativas, entre ellas la prolongación de la vida laboral. ¿Pero, cómo hacerlo, sin molestar a quienes abominan de sus trabajos y querrían haber llegado a la jubilación “ayer” y no pasado mañana? Ahí es donde deberán pactar los políticos del Pacto de Toledo: si habrá de ser una prolongación voluntaria, y que tenga alguna clase de aliciente para quienes prolonguen su tiempo de vida laboral o para las empresas que los mantengan en sus nóminas. Y que se excluyan algunas profesiones de especial dureza,o quienes ya han cotizado por encima de determinado número de años... Todo deso se supone que se debatirá en el Pacto de Toledo, y todo ha comenzado a debatirse en la opinión pública por virtud de un garrafal error del Gobierno, que ha sido enviar un proyecto inmaduro e incompleto como si fuera un programa “serio y solvente” de próxima y forzosa aplicación. Los sindicatos han aprovechado el error para mostrar su eventual fiereza, después de haber sido repetidamente criticados por su ausencia en otras tareas pendientes, como la reforma del mercado de trabajo...

LA PITADA EN LA COPA DEL REY DE BALONCESTO.- No es precisamente nuevo, el desasosegante acontecimiento que se produjo en el final de la Copa del Rey de baloncesto, cuando se produjo una pitada que a muchos recordó otro suceso similar, acaecido en el final de la Copa del Rey de Fútbol. En ambos acontecimientos deportivos se había luchado intensamente en el campo de juego, y las reacciones se registraron fuera de ese campo, en las gradas. Los aficionados, por lo menos una parte de los reunidos esta vez en Mestalla para contemplar el Athetic-Barcelona, decidieron participar con una estruendosa pitada que hace sumamente difícil distinguir la música de fondo, la interpretación del himno nacional. Como sucediera en la final de fútbol, Don Juan Carlos y Doña Sofía habían entrado pocos minutos antes de las siete de este domingo al pabellón de Bilbao donde el Real Madrid y el Barcelona iban a disputar la final.

UN HIMNO ABREVIADO.- Unos pocos espectadores cercanos al palco, les aplaudieron, mientras el resto del pabellón del Bizkaia Arena de Barakaldo, pitaba, y se oían algunos gritos de "fuera, fuera". Los pitos arreciaron durante la breve interpretación del himno nacional, que apenas llegó a sonar durante medio minuto, entre los silbidos. Esta vez, y en Mestalla, la marcha de Granaderos se prolongó durante 50 segundos y la pitada fue atronadora. Tan pronto como acabó el himno en Bilbao, el partido comenzó sin incidentes y siguió así hasta el final del tercer cuarto, cuando un aficionado del Real Madrid provocó a los aficionados vascos y la policía tuvo que intervenir. Media hora antes de comenzar el encuentro también hubo algunos improperios entre las aficiones del Real Madrid y del Bizkaia Bilbao al desplegar los primeros unas banderas españolas.

MEDIDAS DE SEGURIDAD.- Las medidas de seguridad para el partido se habían extremado, y hasta una hora antes del encuentro el público no había podido acceder a las gradas. Acompañaron a los Reyes en la final, entre otros, Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte; el lehendakari, Patxi López, y los presidentes del Real Madrid, Florentino Pérez, y del Barcelona, Joan Laporta. El partido batió récord de público en una final de la Copa del Rey: 14.814 espectadores. Se daba la circunstancia de que los Reyes asistían a una final de la Copa del Rey de Baloncesto por primera vez desde 2001 como máximas autoridades en el palco. La pitada al himno español y a sus majestades fue mayoritaria en el Bizkaia Arena de Barakaldo, acompañadas por gritos de 'fuera, fuera,' a la entrada de sus majestades en el pabellón, antes de iniciarse la final entre el Barcelona y el Real Madrid. También hubo una sonora pitada cuando se escuchó por la megafonía del pabellón el himno nacional, aunque una parte de los seguidores sí habían recibido con aplausos a los monarcas. Pese a haberse extremado las medidas de seguridad para el partido, ya media hora antes de comenzar el encuentro se produjeron algunos improperios entre las aficiones del Real Madrid y del Bizkaia Bilbao, al desplegar los primeros unas banderas españolas, incidentes que no pasaron a mayores. Ésta era la segunda vez que Don Juan Carlos acudía a presenciar una final de Copa de baloncesto, después de que se estrenara en la edición de 2001 en Málaga, donde entregó el trofeo de campeón al Barcelona, que se impuso al Real Madrid, y dio el galardón del 'MVP' a Pau Gasol, mientras que Doña Sofía se estrenaba en esta ruidosa cita.

REACCIONES DE LOS MEDIOS ESCRITOS.- Los diarios de este lunes prestan abundante atención a la cita deportiva que acabó en tumulto. Se cuenta en La Gaceta que don Juan Carlos fue abucheado por 14.000 radicales, que recibieron al Rey cantando “puta España”, y cuenta que se exhibieron banderas proetarras. El himno nacional, añade, duró 35 segundos. En El Mundo se relata que la mayoría de aficionados abroncó a los Reyes, como hace unos meses en la final de la Copa de Fútbol, y que apenas se pudo escuchar la Marcha Real entre gritos de fuera, fuera, pese a las excepcionales medidas de seguridad El Periódico de Cataluña también destaca la pitada que recibieron el Rey y el himno: el público, añade, abucheó a los monarcas antes de que se iniciara la final. La vanguardia apenas destaca la pitada a los Reyes y al himno

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