martes, 14 de octubre de 2014

La alternativa de Mas Definitivamente, Artur Mas ha arrojado la toalla de la consulta nacional del 9 de noviembre a la que habían sido convocados los catalanes. Finalmente, ha comprobado lo que todos le anunciados, que no iba a tener facilidad ninguna, y que las fuerzas del Estado se aliarían para evitar ese salto hacia adelante al que aspiraban los independentistas catalanes. De manera que ahora, Mas deberá buscar una salida alternativa, posiblemente unas nuevas elecciones anticipadas, en las que los votantes hagan saber su opinión sobre la convocatoria y la fuerza política que, durante dos años, han entretenido, crispado y divertido a catalanistas y españolistas, por igual o alternativamente.¿Es un fracaso de Mas? Desde luego, no es ningún timbre de gloria esperar todo este tiempo para, finalmente, llegar a la conclusión que ya le advirtieron: que ese camino no tiene salida, no conduce a ninguna parte, no tiene tránsito posible. Creyó Mas que iba a hacer camino al andar, y a ello le animaron otros socios de la misma operación-cruzada, particularmente los socios y competidores de Ezquerra. Finalmente, unos y otros llegan a la misma conclusión: una consulta o referéndum no tienen cabida en la Constitución española, y consiguientemente, será preciso buscar una dirección distinta a los vivos deseos de una parte de la población española, expresados en sucesivas Diadas, con movilizaciones populares de grandes dimensiones. No fue posible, y ahora deberán acordar con Esquerra qué otra cosa se puede hacer: elecciones, una encuesta de opinión. Una protesta nacional, una declaración unilateral de independencia…? Todas son alternativas planteadas en algún momentos, y ninguna parece alternativa válida y suficiente para superar la frustración que ya alberga el pueblo catalán y sus partidos, particularmente los soberanistas… Por parte del gobierno central, Mariano Rajoy ha empezado a invocar la eventualidad de una reforma de la Constitución que abra paso a una España federal, en la que Cataluña tendría un lugar tal vez más adecuado y cómodo. Que de eso se trata, y que es lo que ha buscado la invitación a la consulta nacional imposible… La salud de Teresa Romero sigue siendo la gran asignatura de cada día, a la hora de empezar el día y a menudo que transcurren sus horas. Cada hora que supera en un estado “estable dentro de la gravedad”, es un tanto que se apuntan sus viejas defensas y la creación de nuevas. Ahora, la salud de Teresa deberá luchar contra las “averías” causadas por los fármacos a los que se ha recurrido: Los pulmones encharcados, el hígado, el riñón…, dañados. Todo ello, sin bajar la guardia en el combate contra los virus que llegaron de Africa y que un misionero le trasladó para comprobar la salud de nuestro sistema sanitario nacional. Ya hemos comprobado unas cuentas de sus debilidades, y es merecimiento del referido misionero africano: sin él, y pese a su fallecimiento, seguiríamos en la falsa sospecha de que nuestro sistema de atención a los enfermos es poderoso y capaz de afrontar las situaciones más adversas. Ya hemos comprobado que una tos intempestiva de un anciano enfermo lo derriba y lo hace temblar… de miedo. Nuestra precariedad ha quedado al descubierto, y con ella, la incompetencia de unos cuantos altos cargos que más valiera que hubieran sido ya relevados con la mayor urgencia, sin darles tiempo a otras chapuzas. La Caja Madrid de Blesa y Rato sigue revelando sus miserias,. Hoy sabemos, junto al desglose pormenorizado de las tarjetas negras, que estas entidades controladas por el PP madrileño de Esperanza Aguirre, enviados datos incorrectos a los supervisores del Banco de España y de la CNMV sobre los sueldos reales de sus ejecutivos para no destapar el uso de las referidas tarjetas opacas. Entre tanto, la existencia y uso de esas tarjetas está ocasionando un notable número de despidos en los dos grandes partidos, forzados por otra fuerzas, como Podemos, y por la opinión pública, para prescindir de las manzanas podridas de sus correspondientes cestos. La depuración ha llegado con Blesa y Rato, quién lo iba a decir… JOSÉ CAVERO

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