domingo, 2 de noviembre de 2014
Podemos, el gran susto
Es seguro que la publicación por El País de la, hasta ahora, encuesta más favorable a Podemos –en unas elecciones de ahora mismo sacaría siete puntos de ventaja al PP y casi dos al PSOE-, habrá terminado de plantear todos los miedos, preocupaciones e inquietudes que ya se venían albergando y vislumbrando en los partidos de “la casta”. ¿Sería posible que, de una legislatura para otra, pudiéramos tener un relevo generacional en la clase política tan trascendente y elemental como en que se nos preanuncia? Es casi inimaginable, la transformación que eso traería consigo, por más que cada analista, en los últimos tiempos, ha ido explicando la necesidad de que algo así pueda ocurrir: Nuestros políticos, y en particular sus líderes, no han dado la talla, en una proporción suficiente como para aguantar sus veleidades y el relevo que suelen hacer en sus propias filas. Y los medios informativos han –o hemos- venido propiciando ese relevo con dos explicaciones reiteradas: La corrupción generalizada dominante y las mejores perspectivas que ofrece una alternativa mejor, que se explica, comparece, da la cara y tiene programa… Precisamente, estamos ya en ese punto de las explicaciones del programa. No hay duda de que Podemos se ofrece como otra cosa, una alternativa real a lo que ahora mismo hay. De ahí que hayan comenzado a examinarse, con detenimiento y detalle, los pormenores de ese programa en sus aspectos más relevantes, y preguntándose por las posibilidades de cumplir todo lo que se viene prometiendo: salario de subsistencia, generalizado para todos, incluidos parados, eventual nacionalización de bienes y servicios, en particular los que no quieran tener en cuesta las necesidades más apremiantes de los ciudadanos en apuros, impuestos mayores para los más ricos, y así sucesivamente. Todo parece un sueño, y los líderes de Podemos se esfuerzan en explicar y razonar lo que defienden sus “papeles”. U en ello están participando muy activamente muchos medios informativos. Este sábado se podían escuchar, incluso al mis o tiempo, dos programas estrella, en la Quinta y en La Sexta, en los que comparecían dirigentes de Podemos que debatían con representantes de “la casta” o con periodistas más o menos neutrales. Cuando se haga el balance de lo que sea la irrupción de Podemos en la vida nacional, tendrá lugar preferente la atención que obtuvieron en los medios, y cómo esa aceptación inicial por los medios fue definitiva para el crecimiento social de Podemos.
Por lo demás, en el otro lado de la balanza, estarán los valores nada demostrados de los partidos de La Casta: promesas incumplidas por parte del PP de Rajoy, corrupción a raudales tanto por el PP como por el PSOE, sin reacción suficiente por los máximos dirigentes políticos, corrupción aceptada, transigida, tolerada frente a la desvergüenza de un grupo de quienes han abusado de sus poderes y facultades hasta la náusea. Tampoco UPyD ni Izquierda Unida han reaccionado debidamente, hasta el punto de que han dejado a Podemos un hueco espectacular, inmenso, que los chicos de Pablo Iglesias se han apresurado a ocupar. La ciudadanía tenía derecho a soñar con una alternativa capaz, creíble, que desterrara viejos hábitos y diera `paso a nuevas inquietudes. Incluso en materia de “el problema catalán”, Podemos resulta “otra cosa”: No viene con las amenazas que se exhiben permanentemente, sobre todo, desde el PP, y resultan mucho más dialogantes y razonables, siquiera desde la teoría de la cosa pública. Otra cosa será cuando Mas y Junqueras les planteen su plan de máximos, y hasta dónde es posible asumir las reclamaciones nacionalistas catalanas, que insisten en su tesis fundamental de que “España nos roba, España nos ha robado siempre, sistemáticamente y todo lo que ha podido”. ¿Será capaz Podemos de hacer frente a reclamaciones de tan escaso peso específico, sabrán reencauzar la cuestión, tendrán fórmulas alternativas con los que afrontar el problema de la identidad nacional? Sobre eso, todavía no hemos escuchado prácticamente ninguna fórmula, ni mágica ni copiada de los viejos esquemas. Pero ya decíamos que Podemos está empezando a explicar lo que quiere hacer. Y no debe sorprender que les abrume lo que podría venirles encima…
JOSÉ CAVERO
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