domingo, 4 de enero de 2015

Juicios, juicios En ocasiones, en los últimos tiempos, hemos tenido decisiones judiciales, autos por cuya virtud se deniega la libertad a Bárcenas, se decide que Matas debe volver a prisión a pesar de las muchas recomendaciones favorables, que el juez del Caso Blesa debe abandonar el caso, que el juez Ruz va a seguir en la cuerda floja en su importante tribunal número 5 de la Audiencia, que la juez Alaya se propasa en sus atribuciones, que el fiscal vuelve a disentir del juez Castro en el caso Noos…, pero lo que nos siguen faltando son juicios, vistas con acusados, imputados y jueces que sean condenables o puedan recuperar la libertad plena de ciudadanos. Nos faltan sentencias judiciales, juicios y veredictos inapelables… Eso nos falta, y eso es lo que cabe esperar de este 2015 recién empezado: que empecemos a ver salas de tribunales repletas de juzgandos y de público curioso. De eso tenemos tan escasas demostraciones anteriores, tan escasos precedentes, que aún nos remontaremos al juicio por el 11-M, o al del golpe de estado del 23-F. Eso es loque nos está faltando, que sus señorías pongan fecha del juicio a los grandes casos que nos vienen acompañando en los periódicos desde hace años: La trama Gurtel, la trama de los ERE, el caso Palma Arenas, el Caso Noos, el caso Bárcenas, la financiación irregular del PP en Madrid o en Valencia, y así sucesivamente. Fechas, queremos fechas para los muchos juicios pendientes, y que los muchos presuntos de hoy dejen de serlo por pasar a ser condenados o, acaso, libres de toda sospecha… ¿Eso no veremos ya este año 2015? Cabe esperar que sí, que en medio de un calendario electoral apretado y denso, empiecen a aparecer esos otros acontecimientos sociales de primer relieve y de extraordinaria expectación. Incluso, por cierto, el caso del Pequeño Nicolás, en el que alguien tendrá que determinar si fue un saltimbanqui de tres al cuarto o realmente llegó a poner en riesgo algunos secretos de Estado, traficando con la presunta amistad de altos funcionarios del Estado, a todas luces escasos de entendimiento y de lealtad al Estado al que dicen servir, y por el que cobran sus sueldos de cada mes. De lo que cabe estar seguros es de que la actualidad internacional nos está acompañando desde los primeros días de este año, e incluso antes. Me refiero a los precios de los carburantes, básicamente, del barril de petróleo, del que ya incluso se dice que podría significar una revuelta mundial de proporciones desconocidas y hasta peligrosas… También Grecia, y en particular Sirias, nos acompañan desde los primeros días de este 2015 que llega “pegando fuerte”. Los dirigentes griegos de izquierdas no se resignan a tener que pagar durante décadas y décadas una deuda descomunal, y reclaman revisiones y quitas. Como precedente, el caso griego también va a estar muy presente, con toda probabilidad, en las campañas electorales españolas. Aquí también heredamos unas deudas monstruosas para una ciudadanía que alguna vez se terminará cansando de tantos “déficit de tarifas” y otros inventos absurdos e inequívocamente fraudulentos, de los que se han beneficiado los listos de siempre. Claro que oponerse radicalmente a aceptar herencias envenenadas traer consigo riesgos. Los buitres no dejan de sobrevolar a una eventual víctima, y siempre esperan la oportunidad para destrozarla. Corporación Dermoestética fue, en su día, la reina de las clínicas de belleza, y un suculento negocio para sus promotores. Hoy se encuentra en preconcurso de acreedores, es decir, al borde de la quiebra y de la desaparición definitiva. Unos cuantos errores de administración, olvidarse de que hay vacas flavas y vacas gordas…, a llevan hasta estos extremos, después de que, por sus quirófanos, hayan pasado miles y miles de pacientes –en su mayor parte mujeres-, que esperaron y consiguieron mejorar su aspecto físico, y se confiaron a manos de expertos. Esos expertos no siempre estuvieron luego en las mesas de administración de beneficios… JOSÉ CAVERO

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