viernes, 2 de enero de 2015

Rutinas de enero Quedan los Reyes Magos, y toda la Navidad habrá terminado hasta fin de año, cuando volverán a repetirse los ritos que dan comienzo con los anuncios comerciales y las luces municipales. No hay duda de que estas navidades que concluyen han tenido mucha más luz y bastante más consumo que las anteriores. Será porque, como viene anunciando el portavoz Rajoy, las cosas empiezan a mejorar a incluso empieza a comprobarse que mejoran, que es aún más importante: que los ciudadanos vean que hay algo más que frío ambiente y muchas deudas acumuladas por pagar o por cobrar, que viene a ser algo parecido… No hay duda de que, en eso de pagar deudas, las administraciones tienen mucho que ver, y que parece evidente que en esa disciplina se ha mejorado de manera sustancial. Todavía hay retrasos, pero mucho menores que hace un par de años, cuando todo se acumulaba para mejor ocasión. Hoy los farmacéuticos perciben el dinero de la Seguridad Social, y sólo falta que la Seguridad Social empiece a percibir algo más, para evitar que termine quebrando por ls resta de haberes que viene padeciendo. Y en esa como en tantas materias, es esencial que se reactive el empleo, y que haya más cotizantes, Desde luego, el más desafortunado de las primeras horas del 2015 ha sido el ministro Guindos, que se ha felicitado de que ya no tengamos en tato aprecio el puesto de trabajo. Ya nos preocupa menos, dijo Guindos, que nos dejen sin empleo. Cualquiera puede quedarse en paro en cualquier momento, y sin causa justificada alguna. ¡Pues vaya adelanto! Ya nos da igual que nos quiten el empleo… Hombre. No, ministro. Rectifique usted, porque el apego al empleo, al buen empleo, al empleo bien remunerado, es base de una buena y próspera economía, aunque, efectivamente, la reforma laboral y el recurso fácil de las empresas a prescindir de trabajadores nos ha hecho acostumbrarnos a ver el empleo como algo de lo que uno no tiene más remedio que prescindir. Pero no por voluntad propia, sino porque las administraciones así lo consienten y hasta parecen recomendarlo. Por fortuna, han sido varias las sentencias que, en los últimos días, han rechazado esa facilidad extrema para despedir que nos han “vendido” Fátima Báñez y los suyos. Eso es un disparate mayúsculo, que el gobierno ha consentido para tener más felices a los empresarios. Empresarios sin trabajadores, o con trabajadores mal pagados… Por cierto, que sigue pendiente la advertencia de los restantes partidos, excluido el PP, de que cuando ganen unas elecciones, derogarán esa ley nefasta que tantas facilidades ha dado para despedir trabajadores, hasta dejar exhaustas las arcas de la tesorería de la Seguridad Social. El país tiene unas cuentas urgencias, y la de crear empleos, muchos y a ser posible bien pagados, y recaudar más para la tesorería de la Seguridad Social son dos de las mas apremiantes… Y en ambas necesidades se requieren empresas comprometidas, no de las que pagan lo menos posible, tanto al trabajador como a la Seguridad Social. Esa no es la vía recomendable, aunque no parece que el gobierno sea todo lo exigente que debiera en esas dos materias: empleos de calidad, bien pagados, y seguridad social exigente y no miserable, como últimamente se favoreció a gran parte del empresariado. Rajoy ya viene proclamando, en sus pronósticos de que todo marcha bien e irá cada vez mejor, que se crean empleos por centenares de miles. Guindos, a su vez, advierte que todavía habrá meses malos, y que no hay que bajar la guardia. Quedan meses en los que la renta o crecerá, o crecerá en niveles mínimos. No conviene, todavía, echar las campanas al vuelo, ni proclamar que estamos en cabeza de los países europeos en crecimiento de PIB. Todavía podríamos ver retrocesos y tropiezos, si las cosas no se hacen bien. Y aún tenemos otra asignatura sumamente explosiva, que es la caída de la inflación. Claro que las cosas cuestan menos. Pero los establecimientos comerciales no pueden aguantar la competencia de los más fuertes, sobre todo, aquellos a quienes se les renuevan las viejas rentas de locales… JOSÉ CAVERO

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