Una nueva era Eso dicen algunos grandes medios y expertos en el análisis político: que habrá un ante y un después tras las elecciones andaluzas que hoy tienen lugar, y que convocan a seis millones y medio de ciudadanos. En realidad, después de cada gran elección hay un antes y un después, y se inicia una etapa nueva. Hay un punto y aparte en la sucesión de acontecimientos. En este caso, se trata de comprobar si habrá más Susana Díaz que antes de las elecciones, y qué lugar van a tener los restantes grupos y líderes que se han disputado las primeras páginas en las informaciones de las últimas semanas: Si el PP se dará el batacazo que muchos de sus propios militantes tremen, si habrá lugar para una IU que provocó la anticipación de las elecciones por su ruptura con los socialistas andaluces en la legislatura terminada, y qué lugar obtienen, finalmente, Podemos, Ciudadanos, UPyD. También podemos comprobar la inclinación que unas yb otras siglas tienen,.si fuera necesario, por sumar fuerzas para alcanzar el poder o permitir que otras siglas lo alcancen. Por ejemplo, parece que el PP y Ciudadanos podrían hacer una excelente conjunción de fuerzas, hasta el punto de que no pocos piensan ya que una de las dos opciones sobra o aspira a reemplazar a la otra. Otro tanto sucede con Podemos e IU: ¿Aportan alguno nuevo unos y otros, o son complementarios o identificables? Y del partido de Rosa Díaz, ¿qué decir? Para no pocos, no es alternativa a nada ni complementaria de ninguna otra fuerza. Sencillamente, existe por la cabezonería de Rosa Díaz por salir adelante pese a quien pese. Pero posiblemente debió haber aprovechado la oportunidad de llegar a alguna forma de colaboración con Ciudadanos. Dicho de otro modo, que el bipartidismo sigue apareciendo como inevitable, con mayor o menor fuerza, porque los recién llegado a la competencia aportan escasas, o incluso desconocidas novedades y aportaciones. Esa es la otra gran conclusión de esta temporada última: Pocas han sido las propuestas que han llegado a significarse, y los partidos siguen esforzándose en resultar opacos ante e ciudadano elector…. De ahí que sorprenda que el PP se haya anticipado, con Rajoy y en Valencia, a dar a conocer su programa de actuación en los municipios, de cara a la segunda fase de las elecciones, dentro de un par de meses. Rajoy, Valencia y programa electoral, parecen términos inconciliables. Rajoy dejó tras de sí, en las anteriores elecciones generales, la sensación de que cualquier programa puede ser pura ficción y falsedad. Las grandes promesas fueron ignoradas o aplastadas por la realidad de los recortes. En cuanto a Valencia, es probablemente la zona de España donde en mayor media se han producido desajustes y desmadres con el dinero público. Recuérdese que las primeras resistencias ciudadanas se produjeron cuando en algunos centros escolares se produjo la falta de presupuesto para poner calefacción, el pasado invierno, por la incompetencia de algunos gestores de los presupuestos públicos. Gurtel tuvo en Valencia capital especialísima, y se mezcló incluso en una visita papal. La clase política del PP valenciano se ha visto en la necesidad de una limpieza a fondo, pero probablemente todavía insuficiente, fruto de las dos legislaturas anteriores. De ahí que resulte sorprendente que se haya elegido Valencia para presentar las nuevas y renovadas propuestas de actuación en un tempo que debe verse libre de corrupciones y corruptos. Aunque ya estamos viendo que tal propósito no se ha conseguido en la elaboración de las listas de candidatos, ni mucho menos… Pero si al frente de todo el tinglado de esta farsa sigue estando el gran urdidor, que no es otro que Mariano Rajoy, ¿qué cabe esperar de sorpresas de regeneración, limpieza, autodepuración de las instituciones? Todavía tenemos por ahí a Luis Bárcenas, que denuncia la perversión a la que se llegó con todas las bendiciones de la cúpula, y sin que haya llegado aún a depurarse el caso. O los muchos casos pendientes de depuración y sentencia firme… Que es algo en lo que se confía que actuarán o incluirán, al menos, las elecciones venideras… JOSÉ CAVERO