La muert de Rita Barberá.
Este miércoles, 23 de noviembre, será ya, para todos, y por
bastante tempo, el día que murió Rit Barberá. Un infarto de miocardio masivo,
según adelantaron los expertos,
terminaba con la vida de la, durante 24 años, exalcaldesa de Valencia, y parlamentaria del GrupoMixto,
tras ser expulsada del PP; Rita Beberá,
en los últimos tiempos perseguida por la opinión pública y vapulead por no
pocos de sus propios compañeros de partido, como presunta responsable e las
corrupciones que se produjeron en las campañas de financiación electoral del PP
valenciano. Ello lo negó sistemáticamente, y las ultima esta misma semana, ante
el fiscal Conde Pumpidou, del Tribunal Supremo, a quien había llegado este caso.
Pero de lo que no hacía duda es de que Rita Barberá había
dejado de tener el apoyo de sus compañeros del partido, incluso de su
presidente Mariano Rajoy, de quién ella siempre esperó una llamada de apoyo y
solidaridad, en los tristes meses de su largo calvario al ser chivo expiatorios
de los probables actuaciones irregulares de otros tiempos en su partido y en el
ayuntamiento valenciano que ella administró.
Quienes la habían visto en fecha reciente, advirtieron del
decaimiento físico y del desánimo moral que padecía: había adelgazado un número de kilos
probablemente desproporcionado, y las huellas de la preocupación y la angustia
se habían apoderado visiblemente de ella. Algunos de sus correligionarios se
preguntaban, tras ser informados de las circunstancias de su muerte, si había
valido la pena tanto esfuerzo en el ejercicio de sus cargos para terminar de
ese modo y en medio de tanta soledad.
Pero ha sido la primera y grandísima noticia de este
miércoles, y que volvió a ver intervenir
y explicarse a médicos cardiópatas, psicoanalistas y penalistas. Rita no había
llegado a ser juzgada, todavía, pero ya pesaba sobre ella un condena moral muy
generalizada. Padecía, con toda propiedad, la pena del telediario, y
posiblemente ésa era la causa directa del fallecimiento: su soledad, su
angustia, el abandono del que estaba
siendo objeto y víctims quien, en otros tiempo aún próximos, disfrutó de l a amistad, la compañía y hasta
el apoyo de “los suyos”. Hasta que éstos decidieron ignorarla y darle la
espalda de manera bien apreciable…
Rita y su fallecimiento súbito causaban condolencias generales,
a sus propios correligionarios y en los restantes partidos políticos, alguno de
los cuales, sin embargo, -Podemos y su
líder Pablo Iglesias-, se negó a participar en la ceremonias del minuto de
silencio respetuoso y solidario que le tributaron las cámaras parlamentarias
apenas tuvieron notita de su muerte. Mientras tanto algún experto llegaba a
plantear la eventualidad de que la
propia Rita hubiera actuado para quitarse de en medio, por ejemplo, tomando medicinas inadecuadas, , ante la
impotencia de seguir con el mal trance
que venía padeciendo en los últimos tiempos, abandonada por los suyos,
sin los amigos de antes, aislada, reducida a mantenerse en el Grupo Mixto del
Senado y sin perspectiva alguna de “levantar cabeza”, acaso pasado algún tiempo, salvo por alguna sentencia judicial que
borrara todas las sospechas anteriores…
JOSÉ CAVERO
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