REGRESARON A BARCELONA.- La puesta en libertad y la llegada a Barcelona de los dos cooperantes de Acción Solidaria Albert Villalta y Roque Pascual, tras 268 días de secuestro, es el acontecimiento por excelencia de las últimas horas y días, que los medios informativos han relatado con todo lujo de detalles. Eso sí, algunos de ellos han destacado el secreto que se mantiene sobre el precio pagado a los secuestradores de Al Qaeda, y otros han puesto de relieve algunos aspectos del secuestro revelados en las últimas horas, así como la satisfacción y el agradecimiento expresado por los liberados y sus familias. Destaca El País la afirmación del mediador Chapi: “estuvieron a punto de matarles; creímos que era una causa perdida”. En ABC, se señala que el Gobierno se felicita por los cooperantes y calla sobre el pago. Dice El Mundo que Al Qaeda en el Magreb se jacta de que España pagó el rescate y que logrado algunas exigencias. Según La Razón, Al Qaeda se reorganiza en el Magreb y planea más secuestros. La Gaceta cuenta que Zapatero se niega a informar del rescate pagado por os cooperantes. La Vanguardia como Público señalan las primeras reacciones de los liberados: Estamos felices, es un gran día para nosotros…
UN FINAL FELIZ.- Y luego, la crónica total del suceso, con un final feliz. En la madrugada del lunes al martes, los cooperantes catalanes Albert Vilalta y Roque Pascual, liberados este fin de semana por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), pisaban suelo español y ponían punto final a un calvario de 268 días de secuestro. A su llegada al Aeropuerto de El Prat en un avión Falcon de la Fuerzas Aéreas Españolas, en el que también viajaban sus esposas, la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez y agentes del CNI, les esperaban junto a las autoridades catalanas una treintena de familiares y una caravana de sus compañeros de la ONG Barcelona Acció Solidària. "Nos sentimos muy orgullosos de nuestro Gobierno", ha expresado Albert Vilalta en una comparecencia ante los medios que ambos liberados han ofrecido en el mismo aeropuerto junto con el presidente de la Generalitat, José Montilla, y los alcaldes de Barcelona y Santa Coloma de Gramenet, Jordi Hereu y Núria Parlón. "Ya somos libres, y estoy muy contento y muy emocionado. Nos consta que el Gobierno español ha hecho un esfuerzo diplomático muy importante con todos los Gobiernos de la zona", ha expresado, destacando también las muestras de apoyo en Cataluña y el resto de España, porque eso les ha hecho resistir "un secuestro tan salvaje". Además de agradecer la presencia de tantas personas en el aeropuerto, donde han sido recibidos con aplausos, y "la contribución de tanta gente también por su liberación", Vilalta ha afirmado que se trata de "un día personalmente importantísimo para nosotros" porque han sido nueve meses de secuestro "muy duro". En la misma línea, Roque Pascual, ha agradecido la movilización social desencadenada por su secuestro así como la acción de las autoridades "en un proceso muy complicado, en diversos países y ante una gente muy especial". "Nos han tratado de una manera correcta. Hemos vivido como ellos mismos viven", ha añadido Vilalta, aunque ha constatado que les han "arrancado" nueve meses de sus vidas. Aunque ambos se han mostrado serenos y en aparente buen estado de salud, Vilalta caminaba apoyándose en una muleta a consecuencia de las heridas sufridas en la acción del secuestro, y Pascual estaba más delgado por los kilos perdidos. Sus últimas palabras han sido para sus familiares. "Intentaré devolveros el disgusto tan grande que os he producido durante el resto de mi vida".
FELICIDAD COMPROBABLE.-Albert Vilalta y Roque Pascual han pisado suelo español, con una apreciable felicidad dibujada en sus rostros, tras el aterrizaje del Falcon de la Fuerza Aérea Española a la 1:17 horas de la madrugada en el aeropuerto barcelonés. Después de nueve meses en manos de Al Qaeda, el secuestro más largo de la historia del Sahel, los dos cooperantes de la ONG Barcelona Acció Solidaria han podido abrazar como nunca a sus padres e hijos a pie de pista. Todos ellos, junto a otros familiares, y a su compañera, Alicia Gámez, liberada el pasado mes de marzo tras 101 días de cautiverio, han podido compartir, en una dependencia de la T2 del Aeropuerto de El Prat de Llobregat, momentos muy emotivos. Vilalta, que ha sido el primero en intervenir, ha afirmado que "es un día personalmente importantísimo para nosotros, para Roque y para mí, porque hemos estado nueve meses en un secuestro muy duro y ya tenemos la libertad. Estoy muy contento y emocionado". Por su parte, Roque Pascual ha descrito el proceso de liberación como "largo y muy complicado" y ha insistido en el agradecimiento al Gobierno y en el trato de los raptores, que les trataron "correctamente pese a las carencias en que viven, que son grandes". Después, ha pedido, bromeando, unos días de descanso, solo, y con la familia, "y ya hablaremos". "Intentaré devolveros el disgusto tan grande que os he producido durante el resto de mi vida", ha dicho a su familia, momento en que Vilalta se ha emocionado. "He perdido 22 kilos", ha señalado Pascual a sus allegados tras atender a los medios. Los dos cooperantes han sido recibidos y acompañados, ante los medios de comunicación, pasadas las dos y media de la madrugada, por el presidente de la Generalitat, José Montilla; el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel, junto con la secretaria de estado de cooperación internacional, Soraya Rodríguez –que ha estado con los dos cooperantes durante todo el vuelo de regreso a casa-. Albert Vilalta, que caminaba con la ayuda de una muleta en su lado derecho, no ha podido ocultar la emoción sonriendo y levantando los brazos, en señal de alegría, ante el centenar de asistentes que no han dejado de aplaudir.
AGRADECIMIENTO A TODOS.-A su lado, Roque Pascual, con un aspecto menos cansado que su compañero, tampoco ha podido esconder el agrado del momento. A petición de las familias, no se ha permitido grabar el aterrizaje del avión en el que viajan, el descenso de la aeronave ni el primer encuentro de Vilalta y Pascual con otros conocidos, aunque ambos han realizado un pequeño discurso a los asistentes, entre una gran expectación mediática. Los dos cooperantes han agradecido el esfuerzo diplomático del gobierno español en los países de la zona para liberarlos así como el apoyo de la sociedad catalana y española, que con sus movilizaciones y concentraciones, les ayudaron a aguantar "un secuestro tan salvaje", ha expresado Vilalta. Albert Vilalta ha acabado su discurso diciendo que este secuestro "le ha arrancado nueve meses de su vida y que ha sido muy duro el no tener la familia, los padres y todo el entorno".El presidente catalán, José Montilla, en su intervención, ha señalado que "es una buena noticia y un momento de felicidad" para todos. Asimismo, más de sesenta miembros de la ONG, vestidos con las armillas que utilizan en sus misiones de cooperación en África, han desplegado una pancarta dándoles la bienvenida tras cinco horas de espera en la T2 del aeropuerto. El portavoz de la entidad, Josep Ramón Giménez, ha asegurado que con la llegada de los dos cooperantes "se ha acabado la Caravana Solidaria 2009".
FINAL DEL CAUTIVERIO.- Horas antes, desde Uagadugú, Vilalta ya mostraba su satisfacción por el final de un cautiverio prolongado desde el pasado mes de noviembre. "Estamos felices, es un gran día para nosotros", declaraba a los periodistas. Los dos cooperantes sonreían al ser recibidos por autoridades españolas, según informó un testigo de la agencia Reuters. Antes de embarcar rumbo a España, fueron recibidos por el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, en el palacio presidencia de Uagadugú. La facción de Al Qaeda del Magreb Islámico aseguró anoche, en un comunicado que la liberación de los cooperantes fue posible después de haberse cumplido algunas de sus peticiones y lo presentaron como "una lección" para los servicios secretos franceses, en referencia al intento fallido de liberación por comandos franceses del cooperante galo Michel Germaneau, de 78 años. Germaneau fue asesinado a finales de julio, pocos días después de la acción armada. El comunicado llegó después de que Roque Pascual y Albert Vilalta se encontrasen ya en lugar seguro. La Moncloa sólo confirmó la liberación cuando Roque Pascual y Albert Vilalta fueron entregados a los enviados del Ejecutivo español que les esperaban en el territorio de Burkina Faso. Un helicóptero del Gobierno de Burkina Faso trasladó a los dos cooperantes hasta la capital, Uagadugú, junto al mediador del proceso, Mustafa Imam Chafi , asesor del presidente Compaoré y al que se atribuye la medición en la liberación de la cooperante Alicia Gámez el pasado 10 de marzo. Los dos liberados presentaban un "buen estado de salud", según informó Chafi por teléfono. A lo largo de la tarde, ambos pudieron asearse y hablar con sus mujeres para decirles que se encontraban bien. La de ayer fue una jornada "de gran alegría", sobre todo a partir del mediodía, cuando el Gobierno confirmó que los dos cooperantes se encontraban ya en "manos seguras" en la frontera de Burkina Faso. Atrás quedaban definitivamente nueve meses de angustia, desde aquel 29 de noviembre en que el vehículo en el que viajaban Vilata, Pascual y la cooperante Alicia Gámez apareció con las puertas abiertas en la carretera que une las localidades mauritanas de Nuadibú y Nuakchot, como parte de un convoy de la ONG Barcelona Acció Solidària. Un comunicado de la organización terrorista Al Qaeda difundido el 8 de diciembre confirmó las peores sospechas.
BRINDIS CON CAVA.- Ayer, nada más recibir la confirmación de la liberación por una llamada de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, los responsables de Acció Solidària descorcharon una botella de cava que llevaba nueve meses en la nevera a la espera de las buenas noticias que finalmente se habían confirmado. En una rueda de prensa casi paralela a la que ofrecía en Madrid el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente de la ONG, Francesc Osán, aseguró que estaban deseando abrazar a sus dos compañeros: "Estamos muy contentos. Después de nueve meses tenemos una gran felicidad. Lo esperábamos hace mucho tiempo". El responsable de la ONG señaló que esperaba que Alicia Gámez pudiera ir también a recibir a Pascual y Vilalta al aeropuerto de El Prat. La ONG tenía previsto recibir a sus compañeros liberados con una caravana simbólica de socios, una versión reducida de la Caravana Solidària en la que participaban los cooperantes cuando fueron secuestrados. Sin embargo, por expreso deseo de las familias, los medios de comunicación no iban a poder estar a pie de pista para captar la bajada del avión de Pascual y Vilalta. Desde que a primeras horas de la tarde del domingo la cadena de televisión Al Arabiya difundió la noticia de la liberación de Pascual y Vilalta, una tensa prudencia rodeó las informaciones del Ejecutivo, que eludió confirmar la liberación. Antes de alcanzar la frontera de Burkina Faso, los dos cooperantes tuvieron que hacer un trayecto de unas 20 horas desde algún lugar del norte de Malí hasta la frontera con Burkina Faso, acompañados por el mediador de las negociaciones, Mustafá Chafi, y escoltados por hombres de confianza de los secuestradores de Al Qaeda, que no inspiraban confianza al resto de la comitiva. La posibilidad de que surgiera algún contratiempo durante ese desplazamiento, desde que fueran asaltados por contrabandistas hasta que volvieran a ser nuevamente secuestrados, empujó al Gobierno a ser extremadamente cauteloso con la información. Los dos cooperantes salieron de Uagadugú a las 22.00, hora peninsular, con varias horas de retraso, para ser recibidos por el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, y agradecerle sus gestiones.
A PUNTO DE MORIR.- Inmediatamente después del ataque franco-mauritano contra Al Qaeda para liberar al rehén francés Michel Germaneau , el 22 de julio, los terroristas que mantenían secuestrados a Albert Vilalta y Roque Pascual "estuvieron a punto de matarles", relata desde Burkina Faso Mustafá Ould Liman Chafi , el mediador con los secuestradores. "Los dábamos casi por muertos. Creímos que era una causa perdida. Fue el momento más difícil de mi labor". "Había grupos malienses deseosos de hacer fracasar la puesta en libertad". "Hubo gente que trató de sacar tajada de este asunto hasta el último momento". "Algunos querían vengarse del ataque de los franceses y los mauritanos". "Les expliqué que España desaprobaba la operación militar". Nada más entrar en Burkina Faso, procedente de Malí, el helicóptero en el que Chafi viajaba con Pascual y Vilalta hizo escala en Gorom, en el noreste del país. Este periódico conversó a media tarde de ayer con el mediador antes de que reanudase el viaje hasta la capital, Uagadugú. De nacionalidad mauritana, Chafi, de 51 años, es consejero del presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré. El domingo a mediodía se reunió con los dos cautivos en un punto del desierto maliense donde le había dado cita la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI ) , comunicándole por sms unas coordenadas GPS. A veces dudó de que llegase ese momento. "Tras la incursión [franco-mauritana] contra Al Qaeda", que se saldó con siete terroristas muertos, "pasamos un gran susto", reconoce. "Algunos de ellos presionaban para que les matasen" como al rehén francés de 78 años, decapitado el 24 de julio en "venganza" por el ataque. "Fue el peor momento" de la mediación, "y de ahí saco también mi principal motivo de orgullo", recalca Chafi. "Supe hacerles ver que había que disociar ambos casos [el del francés y el de los españoles]. Les expliqué largo y tendido que no solo España no estaba involucrada en la operación militar, sino que la desaprobaba. Me costó, pero acabé convenciéndoles". El Gobierno español fue informado por París de la intervención, cuyo objetivo era liberar a Germaneau, pero no consultado, según fuentes diplomáticas.
EN MANOS DE ARGELINOS.- Los dos voluntarios de la ONG Barcelona Acció Solidària estaban en manos del argelino Mokhtar Belmokhtar, jefe de una katiba (célula móvil) de Al Qaeda en el Sahel, mientras que Germaneau estaba en poder de otro argelino, Abdelhamid Abu Zeid, con fama de más radical e intransigente porque en mayo de 2009 asesinó el rehén británico Edwin Dyer. A mediados de este mes la agencia AFP señaló que Abu Zeid presionaba a su correligionario para hacer frente común "ante los agresores" y que la vida de Pascual y Vilalta estaba en serio peligro. Esa situación se dio, según fuentes conocedoras del desarrollo del secuestro, a finales de julio, pero estaba ya superada en agosto, cuando saltó la noticia. En el lugar de la cita que le fijó Al Qaeda, Chafi encontró a los rehenes "con la moral alta. Tampoco les he visto en mala forma física", añade, pese a los casi nueve meses de cautiverio transcurridos desde que fueron apresados, el 29 de noviembre. "Albert camina con una muleta", precisa, a causa de los tres disparos que recibió en una pierna cuando fue capturado. "Durante el trayecto hablé sobre todo con él, porque se maneja muy bien en francés, y él, a su vez, traducía a Roque". ¿Le contaron como transcurrió el secuestro? "Estoy seguro de que han sufrido mucho, pero yo no quise hablar de aquello", responde Chafi. "Me esforcé sobre todo en tranquilizarles, apaciguar sus miedos, dejarles claro que se había acabado su calvario", insiste. Ya lo hizo, el 8 y 9 de marzo, con Alicia Gámez, la mujer capturada junto con Pascual y Vilalta y liberada cinco meses antes. Los cambios de vehículos, las discusiones entre sus acompañantes, le hicieron temer, en un primer momento, que fuese a ser ejecutada o vendida como esclava.
RIESGO HASTA EL FINAL.- El viaje hacia la liberación ha sido una aventura. Primero por el desierto y después por la sabana de Malí, "hemos recorrido cientos de kilómetros por lugares donde no hay carreteras y, muchas veces, ni siquiera pistas" para circular, rememora Chafi. "No voy a entrar en detalles, pero digamos que había algunos grupos malienses deseosos de hacer fracasar la puesta en libertad, lo que incrementaba aún más el riesgo. Hubo gentes empeñadas en sacar tajada hasta el último momento". Un helicóptero oficial de Burkina Faso recogió ayer a las 13.30 (hora peninsular española) a Chafi, Pascual y Vilalta en algún punto de la región de Menaka, en el sureste de Malí, y de ahí les trasladó a Gorom antes de continuar hasta Uagadugú. Ni siquiera a bordo el mediador se sentía del todo seguro, porque "para mí los helicópteros son frágiles y vulnerables". Una vez a bordo, Chafi envió un sms: "Tout se passe très bien" (todo transcurre muy bien). También le fijó una cita telefónica. "Estoy más contento aún que los rehenes", fue lo primero que dijo cuando descolgó el teléfono. Después dio un poco marchas atrás: "Bueno, comparto plenamente su alegría". Pero Chafi no quiere medallas, asegura la crónica de El País. "Esto es ante todo mérito del presidente de Burkina Faso con la colaboración del presidente de Malí [Amadou Toumani Touré]", insiste una y otra vez. Después de Alicia Gámez, Pascual y Vilalta son los primeros ex rehenes que no pasan por el palacio presidencial de Bamako para hacerse la foto con Touré y agradecerle sus gestiones.
ESPÍAS ESPAÑOLES.- En Gorom, durante la escala, Pascual y Vilalta "comieron algo y por fin se lavaron", según Chafi. Probablemente no habían podido asearse durante todo su cautiverio. ¿Puedo hablar con ellos? "Yo se los pasaría, pero hay aquí unos señores estrictos que no desean que tengan contactos" con la prensa, responde. Son agentes del Centro Nacional de Inteligencia que se han desplazado hasta ese remoto lugar de Burkina Faso para acogerles. En los secuestros del Sahel son los terroristas los que eligen a los mediadores y no los Estados cuyos ciudadanos son capturados. El argelino Belmokhtar optó por Chafi porque le dio ya buen resultado en 2009 al negociar el rescate de los diplomáticos canadienses Robert Fowler y Louis Guay, canjeados, según la prensa de Canadá, por 3,7 millones de euros, y la libertad de cuatro islamistas encarcelados en la prisión de Kati (Bamako). Abu Zeid, el jefe de la otra gran katiba terrorista del Sahel, ha preferido, en cambio, recurrir a los servicios de un árabe maliense, Baba Ould Cheikh, alcalde de un pequeño pueblo del noreste del país.
CONFIANZA EN UN RESULTADO FELIZ.,-. La secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, ha sido la encargada del Gobierno de acudir a recoger a los dos cooperantes catalanes Albert Vilalta y Roque Pascual tras ser liberados por sus captores después de casi nueve meses de secuestro. En Burkina Faso, Rodríguez los esperaba para traerlos de vuelta a España. Y pese a los casi nueve meses transcurridos de cautiverio, la responsable de Cooperación ha asegurado, en declaraciones a la cadena Ser, que desde el Gobierno "tuvimos siempre la confianza de que iba a acabar bien".Rodríguez se ha encargado de estar en contacto con las familias de los secuestrados durante este largo cautiverio. "Siempre les decía: 'lo importante es que acabe bien'", aunque reconoce que "el tiempo incrementa el sufrimiento, erosiona el trabajo de muchos funcionarios". Pese a reconocer que "ha habido días" en que la solución se veía lejana, "no hemos dudado nunca de que íbamos a sacarlos de este grupo terrorista". Durante todo el día de ayer, el Gobierno se negó a confirmar la libertad de Albert Vilalta y Roque Pascual, pese a que su liberación había sido anunciada un día antes por el canal de noticias árabe Al Arabiya.Rodríguez ha defendido la opción de la discreción hasta el último momento: "El Gobierno confirmó la liberación cuando estaban en manos única y exclusivamente de funcionarios del Gobierno. Las condiciones de seguridad en el Sahel son muy precarias y hasta que el Gobierno tuvo la plena seguridad, no podía decir que todo había acabado”.
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