LOS MÚLTIPLES Y VARIADOS MENSAJES DEL PAPA EN MADRID
Concluido el viaje del Papa Benedicto a Madrid, en algunas crónicas finales de la visita del Pontífice se han recopilado y distinguido los variados mensajes dirigidos por el Papa a los españoles, tratando de señalar los aspectos más relevantes de su “buena nueva”. Los señala, por ejemplo, el diario El Mundo, que relata cómo “nada más poner un pie en España el pasado jueves 18 de agosto, el Papa Benedicto XVI hizo una petición concisa y directa a los jóvenes: "No os avergoncéis del Señor". Luego, En la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Barajas, ante autoridades españolas de todos los ámbitos, no quiso dejar de acordarse de muchos jóvenes, que "miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro". Recuerda, asimismo, que antes, en el vuelo papal que le trajo a Madrid, el Pontífice ya había pedido, en su diálogo con los periodistas, responsabilidad ante la crisis económica. "La economía no puede referirse a sí misma, sino que el hombre debe estar en el centro de la economía, que no representa sólo el beneficio sino la solidaridad", dijo. Esa misma tarde, ante la primera multitud de jóvenes congregados en la Plaza de Cibeles, durante el discurso de bienvenida y tras cruzar a pie la Puerta de Alcalá, criticó a aquellos que "desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias". "Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos", advirtió, al tiempo que exhortó a los jóvenes a que su fe sea alternativa válida para los que "se han venido abajo". En su segunda jornada en España, el Papa defendió la "radicalidad evangélica" de la vida consagrada frente al "relativismo y la mediocridad", durante su encuentro en el Patio de los Reyes del Monasterio de El Escorial con 1.664 religiosas jóvenes. "Frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado", destacó. Poco después, Benedicto XVI se dirigía a más de un millar de profesores, reunidos en la Basílica de El Escorial, a los que advertía de la visión "utilitarista" de la educación que cunde en la actualidad. "Sabemos que cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediatos se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de la ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo del poder", dijo al tiempo que pidió maestros auténticos, humildes y que busquen la verdad. Por la tarde del viernes, el Papa dirigió a los jóvenes peregrinos otro de sus mensajes más directos: "No paséis de largo ante el sufrimiento humano". Así, les explico que sufrir con el otro, por los otros, sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de la humanidad, cuya pérdida "destruiría al hombre mismo". En su tercera jornada, ante 4.000 seminaristas y en la Catedral de la Almudena, Joseph Ratzinger, pidió a los sacerdotes que fueran santos para no crear contradicciones y les animó a no dejarse intimidar "por un entorno que pretende excluir a Dios". "Puede que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran. Será entonces cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia", les dijo. No sólo eso, anunció la proclamación de San Juan de Ávila, patrón de los sacerdotes, como Doctor de la Iglesia. Por la tarde, se encaminó hacia el Instituto Fundación San José para explicar a las personas con discapacidad que "son los protagonistas de esta civilización" y defender "la dignidad de la vida". "Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana", les aseguró. Ya en la Vigilia de Cuatro Vientos, el Papa tenía previsto defender el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer, criticar la cultura relativista que deprecia la búsqueda de la verdad y animar a los jóvenes a permanecer fieles a sus vocaciones. Sin embargo, el fuerte aguacero le hizo improvisar y, al reanudar su discurso regaló otro mensaje escueto y claro a los jóvenes: "Vuestra fuerza es mayor que la lluvia". Y agregó: "Gracias por vuestra alegría y resistencia. El Señor, con la lluvia, nos ha mandado muchas bendiciones, sois un ejemplo". De vuelta a Cuatro Vientos en la misa de envío de la JMJ de este domingo, el Papa quiso saber cómo habían pasado la noche los jóvenes tras la tormenta y les dijo que había pensado mucho en ellos: "Esta madrugada habréis levantado los ojos al cielo más de una vez; y no sólo los ojos, sino también el corazón -ha proseguido, de nuevo improvisando-. Eso os habrá permitido rezar". Más tarde, en la homilía, Benedicto XVI ha lanzado un último mensaje a la multitud de más de un millón y medio de jóvenes de todo el mundo: "Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia". Por eso, les ha pedido que vayan a misa los domingos, que se confiesen y que recen. "El mundo necesita el testimonio de vuestra fe. A vosotros también os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes (...) y no se dejan seducir por faltas promesas de un estilo de vida sin Dios", ha sentenciado. Y, cuando ya le quedaba poco más de una hora para el regreso, el Pontífice ha querido dar en persona aliento directo a 12.000 de los voluntarios que han participado en las jornadas: "Habéis dado a la JMJ el rostro de la amabilidad, la simpatía y la entrega". Al final de su viaje, pocos minutos antes de volver a Roma y en el aeropuerto, Benedicto XVI se ha referido a España como "una gran nación, que en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica".
A su vez, en el diario Público se ha señalado cómo la concentración, la JMJ, ha supuesto un éxito numérico, con centenares de miles de católicos congregados en torno a su líder, con la aquiescencia, absoluta colaboración y hasta una cierta postración de las autoridades públicas, desde el rey hasta al alcalde de Madrid, pasando por las máximas autoridades estatales, comunitarias y municipales. Joseph Ratzinger, por su parte, explica esta crónica, ha respondido evitando cualquier referencia directa a leyes aprobadas en España que contradicen claramente el credo católico, como la del matrimonio homosexual o el aborto. La polémica, en esta ocasión, llegó por el coste que tendrá para las arcas públicas un encuentro confesional en un estado supuestamente aconfesional y los conflictos y agresiones que se sucedieron desde la marcha laica del pasado miércoles y que han puesto en un brete la actuación de la delegada del Gobierno y de la Policía. El teólogo granadino José María Castillo ha visto, como balance positivo, "la masiva presencia de jóvenes" y que "se ha hablado de Dios y de la fe, con un mensaje que, gracias a los medios, llegará a todo el mundo". Sin embargo, critica el "excesivo gasto" para que la Iglesia lleve a los nuevos púlpitos su mensaje. "No es muy cristiano hablar de Dios a base de gastar dinero". Del mismo modo, Castillo critica que se diga "que todos estos jóvenes son representativos de la juventud mundial". "El problema, como siempre, no es llegar a los convencidos, sino llegar a los otros, en igualdad de condiciones". "Todo se podía haber hecho de manera mucho más sencilla, sin querer imponerse por las calles de Madrid", destaca el teólogo salmantino Xabier Pikaza. En su opinión, y desde un punto de vista evangélico, "no responde al Evangelio que el Papa casi tenga más importancia que la Eucaristía o que los actos". Un exceso de "papolatría" que "no es la mejor forma de transmitir la fe y evangelizar a la juventud". Xabier Pikaza cree innecesario el afán por "imponerse en las calles de Madrid". "Me sobra este afán de todos por quererse hacer fotos con el papa", constata Pikaza, que critica los "protocolos de tiempos de la cristiandad", con políticos besando la mano a Ratzinger y la primacía de "lo folclórico" frente a lo vocacional. Para el presidente de Europa Laica, Francisco Delgado, "en un blanco y negro, algo raído, el infalible Papa ha proclamado, una vez más, "el no": al placer, a la planificación familiar, al sexo fuera del matrimonio, al divorcio, a la homosexualidad y al matrimonio de personas del mismo sexo, a la igualdad de género, a la buena muerte y "el sí" tozudo al celibato de los curas y a una renovada sumisión de las monjas (por ser mujeres), al mismo tiempo que ha "atizado" un peligroso fundamentalismo católico, sin que los poderes políticos y judiciales intervengan", sostuvo Delgado. Por su parte, Evaristo Villar, de Redes Cristianas, insiste en que Benedicto XVI "ha tenido cierto cuidado" en no citar expresamente ninguna legislación española en este viaje, aunque "en todos los discursos se ha asomado la sensación de que se quería imponer la moral católica sobre la ética que emana del Parlamento". En cuanto a las cargas contra los que protestaban contra el coste de la visita papal y la ocupación de espacios públicos para un evento confesional, Pikaza incide en que "los indignados tenían todo el derecho del mundo a manifestarse". "Estos enfrentamientos son preocupantes", añade. Para Evaristo Villar, de Redes Cristianas, "ha habido un vacío de protección pese a que estaba todo pactado, y grupos provocadores dentro de estos jóvenes tan tiernos en apariencia". "No es de recibo sostiene que un Estado laico no proteja a los que legítimamente se manifiestan", lo que demuestra que "algunos piensan que seguimos viviendo en un Estado teocrático". Por su parte, Delgado sostiene que, tras la marcha del papa, "ha llegado la hora de hacer cuentas, balances y también de pedir responsabilidades políticas". "Políticos de diversos colores han atacado las legítimas protestas laicas en un miserable desprecio de la Constitución. Los antidisturbios se han puesto las botas, hechos que habrá que aclarar, administrativa y judicialmente... y se ha escuchado el himno El novio de la muerte", criticó Delgado. A su juicio, "tras esta semana de exaltación de los "valores católicos", la presión social para construir el Estado laico, que no excluya, ni privilegie, será más fuerte y alargada que nunca, por el bien de la democracia y del Estado de derecho". Por su parte, el portavoz de IU en el Congreso, Gaspar Llamazares, criticó ayer la "sumisión" de todas las instituciones del Estado a la jerarquía de la Iglesia católica y el "flagrante incumplimiento" del precepto constitucional de que España es un Estado aconfesional. Llamazares lamenta el "uso partidista y electoralista" que ha hecho el PP de la visita del pontífice y le ha acusado de "tratar de presentar sin éxito a la sociedad a los que criticaban las jornadas como unos herejes y unos infieles radicales y peligrosos, vulnerando los valores de entendimiento, solidaridad y amistad de los que dice hacer gala cumpliendo los mandatos de la Iglesia". También arremetió contra el Gobierno y el PSOE por haberse "plegado" a los intereses de la jerarquía católica, informa Efe. Al mismo tiempo, censuró la "encerrona" de la Delegación del Gobierno y del Ministerio del Interior a los participantes en la manifestación laica, que tuvo lugar el miércoles 17 de agosto y que derivó en unas agresiones que se podrían haber evitado.
Un Papa, en fin, “de todos los colores y para todos los gustos”…
lunes, 22 de agosto de 2011
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