miércoles, 14 de septiembre de 2011

INCLUSO CON AMABILIDADES Y CORTESÍAS

SESIONES SINGULARES PARA ACABAR LA LEGISLATURA
El parlamento llega a su final, y lo hace con sesiones "singulares": de agradecimiento y aplausos a Zapatero en el Senado, y con una moción contra Rubalcaba en el Congreso, para comprobar, una vez más, que el PP ha cambiado de adversario: Zapatero ya no cuenta y ahora el objetivo a derribar es el candidato que aspira a sucederle...
Empecemos por lo sucedido en el Congreso: El grupo socialista en el Congreso perdió este martes una votación, en una moción del PP contra la gestión de Alfredo Pérez Rubalcaba en el Ministerio del Interior, cuando los 'populares' pedían un sistema integrado de seguimiento de la criminalidad. Los socialistas vieron cómo, pese a sus votos en contra, salía adelante uno de los puntos de la moción del PP en el que se instaba al Ejecutivo a establecer un sistema estadístico que permita integrar los datos de las policías locales, de las policías autonómicas y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para tener un conocimiento global de la evolución de la criminalidad en el conjunto de España. Esta cuestión procedió a votarse por separado, a petición de CiU, que apoyó esta parte del texto de los 'populares'. La propuesta salió adelante por un sólo voto (170 sufragios a favor, 169 en contra y dos abstenciones), después de repetirse la votación al producirse un empate debido a un error de varios diputados. Aparte de ese punto, la moción del PP incluía, entre otras medidas, la anulación de algunos nombramientos de puestos de libre designación en el Ministerio del Interior. En otra de sus propuestas, el PP consideraba "indispensable y urgente" la asunción de responsabilidades políticas por parte de los mandos de Interior por el chivatazo a ETA, conocido como "caso Faisán", pero esta moción, al igual que las anteriores, no contó con el respaldo suficiente en la Cámara. Cabe recordar que la primera votación que el PSOE perdió en 2011 tuvo lugar el 15 de febrero, tras meses de estabilidad parlamentaria propiciados por el acuerdo presupuestario con PNV y Coalición Canaria. La oposición, gracias a la unión del PP con los nacionalistas, 'coló' al Gobierno un cambio puntual de la Ley de Economía Sostenible relativa a los concesionarios de automóviles. Con esta derrota de ahora, el Grupo Socialista suma ya esta legislatura un total de 40 en el Pleno del Congreso, de las que 25 se produjeron el pasado año. El récord en una sola sesión tuvo lugar el 20 de julio de 2010, cuando el PSOE sumó una decena de derrotas, al someterse a votación las resoluciones del Debate sobre el estado de la Nación.
En cambio, en mitad de una temporada abundante en malas noticias sobre la marcha de la economía, José Luis Rodríguez Zapatero se encontró ayer, inesperadamente, con un paréntesis de alivio en el Senado. Lo que en más de siete años ha sido un combate en el que el portavoz del PP, Pío García-Escudero, sacudía frecuentemente a Zapatero en las sesiones mensuales de control, este martes se convirtió en una balsa de aceite, en la que el portavoz de la oposición le mostró su respeto, le reconoció su tono en estos años, así como haber inaugurado las sesiones de control en el Senado, con el consiguiente realce de la Cámara alta. García-Escudero tenía tan interiorizada la política de crispación de estos años, que citó sus puntos de confrontación con Zapatero, como la reforma del Estatuto de Cataluña, diálogo con ETA y la crisis, e incluso admitió que un punto clave para el Senado y el programa de Zapatero en 2004, la reforma de la Cámara alta, no pudo llevarse a cabo por el clima existente entre Gobierno y PP sobre la política territorial. El portavoz del PP ha esperado a esta última sesión de control, a la despedida de Zapatero, para hacer un reconocimiento en el que había un evidente punto de autocrítica. No parece ajena a esta actitud del PP la cercanía de unas elecciones, en las que todas las encuestas le dan por ganador, y en las que sus líderes empiezan a verse en la responsabilidad del poder. Cabe recordfar que el principal objetivo, la reforma del Senado para reconvertirlo en Cámara territorial, no se ha logrado. García-Escudero tuvo la honestidad de reconocer que cuando la planteó Zapatero, al comienzo de su primera legislatura, el clima político no la favorecía. Y Zapatero, a su vez, admitió sus dificultades por el sistema de designación de los senadores y por la relación predominante entre las autonomías y el Estado. Hubo, también, un reconocimiento mutuo de que el arranque de la Conferencia de Presidentes, pese a sus insuficiencias, ha sido una buena experiencia para la política territorial, así como de la necesidad de reformar el formato del debate sobre el estado de las autonomías, donde Zapatero tuvo el gesto de reconocer que José María Aznar tuvo razón cuando ya lo pidió en 1997.
El Parlamento está llegando a su final, incluso a un final amable y cortés, a mes y medio de las elecciones del 20-N.

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