viernes, 28 de febrero de 2014

Celia, Esperanza, Soledad… Vaya tres piezas Celia Villalobos, la vicepresidenta del Congreso, y esposa de Arriola, lleva ya acumuladas dos multas, por valor de 500 euros cada una, por votar contra el parecer de Ruiz Gallardón y del Gobierno de Rajoy de mantener y defender su (del Gobierno, no de Villalobos) ley del aborto. No hay duda de que los Villalobos-Arriola tienen que tener una economía familiar saneada, porque a cualquier otro ciudadano corriente, la ”parienta” lo pone a caldo si quien regresa a casa con una multa de tráfico de cien euros. Arriola juega fuerte al aborto, y lo divertido, e instructivo, sería que se produjera un cara a cara Gallardón-Villalobos, en el que vieran las dos caras del PP en materia tan sensible. Entre tanto, Doña Celia se divierte, probablemente su señor Arriola mucho menos, y “la turbamulta” nos preguntamos hasta cuándo el PP aceptará esta rebeldía de la exalcaldesa malagueña, indudablemente una privilegiada en las filas del PP. Ese es uno de los posos que deja tras de sí el debate sobre el Estado de la Nación, que ha dejado otros cuantos “juguetes rotos” a su paso, como la justicia universal. Se acabó el jueguecito de juzgar a Pinochet o al sucesor de Mao… Cada juez en su juzgado, a sus quehaceres propios –que ya hay bastantes en lista de espera- y menos comparecencias y reclamaciones en el exterior. Se acabó la argumentación de la lesa humanidad, y el Caso Couso y la querella contra un soldado americano que tuvo la chulería de matar a un reportero de guerra impunemente y con apoyo de sus superiores jerárquicos. Y en cuanto a los jueces, es evidente que tienen muchas tareas interiores. Pablo Ruz, que nos dijeron que estaría sólo unos pocos meses y que era provisional, no para. Y cada paso que da descubre otra “gurtelada” nueva. Y mira que Federico Trillo esforzó para reducir el caso, y por poco lo asfixia, con Garzón dentro. Pero ya con trillo en Londres, y Bárcenas enjaulado, Ruz se divierte como pocos. Ahora investiga el derroche en actos de propaganda de Esperanza Aguirre, siempre a cargo de los gurtélidos. Por mucho que la lideresa reclamara que “Gurtel lo descubrió yo…”, resulta que también lo disfrutó como pocos, y con plena impunidad durante años de vino y rosas. Los eventos organizados por Correa en la Comunidad de Madrid, en aquellos años, costaron 730.000 euros. ¿Nunca se enteró la lideresa de que todo era a beneficio de inventario, y que no era otra cosa que financiación irregular del partido?. Bastantes razones como para largarse de una vez de la política. Bastante se benefició ya de ella. Y doña Becerril a qué juega: “Todo se ha hecho legalmente en Ceuta, proclamó…, menos las pelotas de goma, que no debieron usarse”. Eso vino a decir de manera solemne, y cándida, la defensora del pueblo y del Gobierno del PP, doña Soledad. Vada panda. JOSÉ CAVERO

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