Una farsa, la de ETA y otra farsa, la del 23-F Las últimas horas nos han proporcionado dos farsas que a unos pueden haber resultado divertidas y a otros molestas. Dependerá de la capacidad de humor de cada cual. De la primera de ellas, la de ETA, hace el diario El País el principal de sus titulares de portada de este último lunes de febrero: Los etarras se llevaron las armas “inutilizadas tras grabar el vídeo”. O sea, hicieron el paripé de entregar armas, unas pocas y ridículas armas, y acabado el paripé para un vídeo promocional del acto, las volvieron a meter en una caja, las precintaron y se las volvieron a llevar consigo. Y oor si fuera poco, cuenta también El País que el proceso De supervisión se detendrá hasta las elecciones europeas. El segundo paripé, comedia o farsa, fue el que La Sexta dedicó en la noche de este domingo a evocar el golpe de estado del 22-F. al cumplirse treinta y tres años de su ejecución real en el Congreso de los diputados, las calles de Valencia, el Palacio de la Zarzuela, o en la sede de RTVE en Prado del Rey. A Jordi Evole y sus colaboradores de esta ocasión –José Luis Garci, Iñaki Gabilondo, Fernando Onega y otros cuantos- se les ocurrió la brillante de idea de tratar de mostrar al personal televisionario que el golpe que contuvo la respiración de los españoles había sido una pura y bien preparada farsa en la que cada cual tenía escrito su guión. O sea, que salvo Tejero, todos sabían lo que iba a suceder en el Congreso y todo era una Inocentada. Bueno, pues resultó un invento escasamente feliz, o muy desafortunado, según los pareceres. El País no duda en calificarlo como patraña, y otros medios lo juzgan aún más seriamente. No añadió una pizca al buen trabajo que viene realizando Evole, sino todo lo contrario. Con las cosas de comer no se juega, y con los dramas tampoco. Apenas en los días de inocentes, Hallowen o Carnaval. Pero aún hay mucho “aprendiz de Hichtcock” por ahí suelto… Los periódicos contienen este lunes el relato de otras farsas más o menos ocurrentes o caras. Por ejemplo, la que explica que el fraude en los cursos de formación organizados por la patronal madrileña que preside Arturo Fernández –que, por cierto, aspira a ser reelegido el mes que viene- superó lo quince millones. El doble del coste de los cursos fraudulentos de UGT en Andalucía. También parece una broma de mal gusto el artículo de Esperanza Aguirre en el ABC de cada lunes: se le ha olvidado comentar el caso de su colaborador íntimo de muchos años Francisco Granados. Qué despiste tan tonto… JOSÉ CAVERO