domingo, 28 de septiembre de 2014

Gallardón ya está colocado Ocho mil quinientos euros percibe ya Ruiz Gallardón, ministro hasta anteayer, como quien dice, como miembro del consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, un cargo que, muy probablemente, inventó el mismo durante su paso por la Comunidad o la alcaldía de Madrid. ¿Eso es una corrupción, o una golfería? O las dos cosas, pero es evidente que rechina a cualquier lector de diarios, y hoy lo cuentan El País o El Mundo por igual. ¿Por qué no “dejan” que Gallardía practique la profesión que aprendió, de registrador de la propiedad o de notario, que seguro que tampoco e moría de hambre, sin recurrir a esas prebendas y canonjías que probablemente no tienen utilidad ninguna, pero que tan costosas nos resultan a los ciudadanos? Señora vicepresidenta, portavoz y vigía de la transparencia, ¿los exministros ya no entran en su vigilancia? ¿Qué razón tiene de ser un Consejo de Vigilancia en Madrid, que tienen todos los consejos y consejeros, al mejor precio? ¿Por qué no se procede a la extinción, de esta y de otras puertas giratorias de las que se beneficia la gran clase política, después de haber disfrutado de quince, veinte o más años de unos magníficos sueldos, con secretarias y coches oficiales? ¿Nunca se acaba la buena vida para el nacido en buena cuna, ni siquiera en una democracia en la que se supone que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley y el tratamiento económico? Otra vergüenza… Jordi Pujol nos dejó flipados, con su comparecencia ante el Parlament de Cataluña, qué descaro, qué desfachatez, que falta de vergüenza. Pero su discípulo Artur Mas no se está quedando atrás. Le han dicho, por activa y por pasiva, que hay actuaciones que no está en su mano llevar a cabo, pero es más tozudo que nadie, y ahí está, con su pulso al Estado, probablemente merecedor de su destitución fulminante. Pero se beneficiará de que nadie quiere medidas extremas, nadie quiere crear mártires ni mucho menos santos varones, descubridores, nada menos, que de estados nuevos. Hoy se nos compara el tránsito que Cataluña está haciendo como el que hizo Kosovo en la misma dirección –la independencia. Cataluña como Kosovo, caiga quien caiga. Y quien resista el pulso, que pase al santoral… Como ha pasado al santoral el segundo hombre de Escrivá de Balaguer, López del portillo, también elevado a los altares en una magnífica exhibición de fuerza. ¿Alguien sospechó o puso pensar que el Opus era fuerza menguante? Tal vez no esté sus años de máximo esplendor, pero haber reunido a más de cien mi, simpatizantes, llegados de todo el mundo, en el barrio madrileño de Baldebebas para la beatificación de Portillo, no es ninguna bagatela ni un triunfo menor. Ahí estaban, para que no faltase nada, dos ministros españoles, De Guindos y Fernández, cuya carrera profesional también parece ligada a este movimiento político-religioso del Opus Dei. Pues, qué bien. Qué bueno es saber el quién es quién de nuestra polítixca y de nuestros hombres públicos y privados. Tenemos una clase política –Gallardón, Ana Mato, Wert- que no cesa de sorprendernos… Y hablando de políticos y de carreras sorprendentes, ahí está Cañete, al borde de ser comisario comunitario. Posiblemente nunca tan poco llegó a tanto. Pero ahí tienen al gran tragón de todos los cócteles, accionista de petroleras, combatiente de las fechas de caducidad, que ahora proclama que no actuará cuando algo tenga que ver con sus intereses personales. ¿Con efectos retroactivos también sirve este compromiso? Nos tenemos que no. Pero sería conveniente seguir los pasos del ilustrísimo Cañete por Bruselas y sus Boletines oficiales… JOSÉ CAVERO

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